La pregunta es obligada ¿Por qué deja la presidencia del Propeller Club de Valencia?
Desde que Francisco Roca Monzó, Julio García y yo impulsamos el Propeller ha habido una línea de continuidad en el desarrollo y actividades de la entidad. Creo que los socios participan poco, quizá precisamente por esa garantía de continuidad o quizá porque han estado conformes con las actividades que se han realizado. En todo caso, me parece necesaria una mayor implicación de los socios y creo que el máximo exponente de ello es que la Asamblea General, todos los miembros del Propeller, sea la que elija a su presidente.

Carlos Vicedo

¿Quiere decir que el Propeller ha funcionado por inercia?
No, no se trata de eso. Quiero decir que la política continuista no ha favorecido la implicación.

El Propeller ha funcionado y me parece que ha funcionado bien. De todos modos, cuando aprobamos la modificación de estatutos, que faculta a la Asamblea, y no a la Junta Directiva, para elegir al presidente del Propeller, alguien me dijo que ya era hora de democratizar el club.

Yo pensaba que ya era un club democrático, pero no quedará por mi.

Sin embargo faltan dos años para que venza su mandato, ¿por qué ahora? ¿por qué no esperar a que finalice el plazo?
Recuerdo que Roca Monzó siempre decía que un mandato de cuatro años es más que suficiente. Yo pensé que para un club que acaba de nacer era necesario algo más de tiempo.

En estos años se ha creado el Propeller de Castellón y se está impulsando el de Alicante, que era uno de nuestros objetivos desde el principio: que la Comunidad Valenciana contará con sus Propeller como foro de debate y trabajo. Hemos ayudado a crear el de Madrid y hemos constituido el Premio Sorolla. Ahora creo que ya se han cumplido los fines y mi etapa ha terminado.

En los últimos meses, y sobre todo ahora tras su anuncio, ¿se ha sentido arropado por los socios del Propeller?
Como en todo, a veces sí y a veces no. He tenido que oir comentarios que aseguraban que el cargo me beneficiaba empresarialmente y que lo aprovechaba para mi negocio. Otros reconocen que las relaciones que por mi trabajo tengo desde hace años han beneficiado la asistencia de invitados de nivel a las comidad-coloquio. En todo caso, yo lo tengo claro: se ha aprovechado más el cargo de mi que yo del cargo. De todos modos, quiero aprovechar para agradecer el gran apoyo que he recibido siempre de la Junta Directiva. No quiero que entiendan mi decisión como una traición a su confianza, sino como una respuesta coherente a un proyecto común, que es el Propeller Club.

¿Cuáles son ahora los pasos a seguir y sus plazos?
En la próxima Junta Directiva del Propeller consesuaremos la fecha de celebración de la Asamblea Extraordinaria. Uno de los puntos a tratar será mi cese como presidente y el otro, la elección del nuevo. No creo que se retrase más allá de mediados de septiembre.

¿Sabe si ya hay candidatos?
Oficialmente no tengo constancia de que se estén preparando candidaturas, pero sí se que hay al menos un par de socios que podrían estar interesados.

¿Se ha planteado presentarse, ahora que sería la Asamblea la que respaldaría su gestión?
No voy a dar marcha atrás a mi decisión. Dejo la presidencia del Propeller y la dejo de forma definitiva. No voy a cambiar de opinión, aunque se que también hay quien piensa que todo ha sido una estrategia para buscar mayor legitimidad. Pronto verán que no.

¿Cree que el Propeller ha cumplido su objetivo?
Por un lado sí y por otro no. Sí lo ha hecho en cuanto a actividades realizadas e invitados. No en vano, somos el Propeller de España más activo. Pero reconozco que le falta un punto de lobby, una actitud de denuncia que no ha terminado de cuajar. Espero que con la implicación de los socios pueda ser realidad. Tampoco mi carácter conciliador ha ayudado mucho a esa actitud de denuncia. Por otro lado, no siempre hemos tenido la repercusión que esperábamos y en parte creo que es debido a que mi trabajo está vinculado con los medios de comunicación.

Algunos medios no se han hecho eco de nuestras actividades al nivel que correspondía al Propeller de Valencia.

¿No le parece que esa falta de denuncia se puede deber a que en el Propeller conviven intereses muy distintos?
Estoy seguro de que es así. No siempre hemos podido llevar las reivindicaciones al punto que exigían porque son muchos los agentes del sector que forman parte del Propeller. Sin embargo, sí he de decir que hemos realizado el oportuno seguimiento de todos los temas que se han tratado en las comidas-coloquio.

En el plano personal, ¿Qué le ha aportado a usted el Propeller?
Me ha hecho mejorar en las relaciones públicas y me ha enseñado a moderar una reunión y responder a imprevistos. Ha sido una experiencia enriquecedora.

Y usted ¿qué cree que ha aportado al club?
Seriedad en el trabajo, eso ante todo. También continuidad en el trabajo y mis relaciones con los invitados a las comidas-coloquio que ha propiciado que asistieran a los encuentros. Creo que también he aportado algo de ética y actualidad porque debido a mi trabajo tengo que estar al día de los temas que preocupan al sector logístico y del transporte y eso lo he trasladado al club.

A pesar de que es una decisión firme ¿se va con tristeza?
La verdad es que sí. Es un proyecto que he visto gestarse desde 1996. Me voy satisfecho porque creo que se ha consolidado, pero con algo de pena, algo parecido a cuando un hijo se hace mayor y se va de casa. Sabes que es lo aconsejable y que es bueno para él, pero te deja un gusto amargo.

EN CLAVE
Francisco Roca Monzó, Julio García y Carlos Vicedo impulsaron en 1996 la creación del Propeller Club de Valencia. Desde entonces, la entidad ha crecido mucho y cuenta ya con 81 socios que representan a todas las actividades vinculadas con el transporte marítimo y el comercio internacional. Vicedo forma parte de la Junta Directiva desde el principio. Los primeros cuatro años fue tesorero del Propeller y en el siguiente mandato fue vicepresidente de la entidad, con Roca Monzó como presidente. Cuando éste dejó el cargo, Vicedo fue designado para asumir la presidencia, un cargo que ha desempeñado los últimos ocho años.