A primera hora de la tarde de ayer, el transporte terrestre de contenedores en el puerto de Valencia volvía a ser una realidad. Transcont desconvocaba la huelga indefinida que llevaba en pie desde el pasado miércoles, y a la que se sumaron las otras dos grandes asociaciones de transportistas, ELTC y Transconval.

Transcont desconvocaba a última hora de la mañana de ayer la huelga indefinida

Tras varios encuentros a lo largo de toda la semana pasada, para Transcont es “suficiente” el compromiso adquirido por las partes en cuanto a la aplicación de la nueva Ley de Contrato de Transporte Terrestre, esto es, abonar los servicios de transporte en un período máximo de 30 días. De esta forma, Javier Gimeno, presidente de la organización, reconocía a esta publicación que “han sido unos días difíciles, hemos conseguido que se nos escuchara y que sean atendida nuestras reivindicaciones”. “Estamos satisfechos con los resultados obtenidos, pero que nadie se engañe. Si los acuerdos a los que hemos llegado no se cumplen, en unas semanas volveríamos a dejar de prestar servicio. Hay muchos casos en los que estar parado es mejor que trabajar, el tiempo de ganar dinero a costa de los transportistas autónomos se ha terminado”, advierte. De hecho, “vamos a estar atentos al cumplimiento de los acuerdos. El pasado fin de semana nuestros asociados conocían cómo estaban yendo las cosas”. Gimeno se refiere a las asambleas informativas que tuvieron lugar el pasado sábado en el puerto de Valencia y a las que acudieron decenas de socios de Transcont.

Además, a esto hay que sumar el acuerdo al que han llegado los transportistas con la Asociación Naviera Valenciana, y que en esencia consistiría en que ésta va a exigir a las empresas transitarias “ciertas garantías” a la hora de hacer frente a los pagos de los servicios de transporte.

De esta forma se pone fin a un conflicto que, de haberse prolongado algunas jornadas más, podría haber derivado en los tan temidos desvíos de buques a otros puertos cercanos, el descenso de carga gestionada en el puerto de Valencia y la pérdida de competitividad del enclave en favor de sus competidores.