El Dorado 21 o la aventura exportadora de los cultivadores de plátano colombianos
Traer snack dulces y salados de plátano desde el eje cafetero colombiano se le antojó a David Moreno como la contribución ansiada que podía hacer a su país en vías de un desarrollo lento por culpa de las guerrillas y los narcotraficantes. Así este pequeño empresario comenzó su aventura desde Europa.
Afincado en Bélgica y ex gerente de una multinacional alemana de tecnología punta, lo dejó todo hace cinco años para emprender el difícil camino de la exportación de este sabroso aperitivo desde Centroamérica. España, “un país hermano”, según Moreno, y el puerto de Valencia, “el que más ventajas ofrece”, fueron los objetivos desde el principio de su andadura.
Cinco años trayendo sus productos a nuestro puerto que se ha convertido en la puerta de entrada a nuestro país de él y muchos exportadores más latinoamericanos que han visto en Valencia las condiciones económicas y logísticas necesarias para distribuir sus productos en España, así lo aseguran los distribuidores de El Dorado 21, que es como se llama la empresa que fundó desde Bélgica este colombiano de doble nacionalidad.
Valencia Marítima: ¿Por qué elegiste el puerto de Valencia?
David Moreno: Me lo recomendaron desde Colombia y mis clientes españoles también, era el puerto de entrada lógico por su posición estratégica, su eficacia, sus tarifas y su eje directo con Madrid. Desde el año 2001 todas las mercancías de El Dorado 21 se han distribuido a través de este puerto y nunca he tenido el menor inconveniente. Aunque, precisamente mi estancia en Valencia en estos momentos sea a causa de que casi la mitad del último contenedor que mandé haya sido detenido por los servicios oficiales de inspección, con la ruptura de la cadena logística que esto supone.
En cinco años de relaciones con el puerto de Valencia, ¿Esta ha sido la primera vez que ha tenido problemas?
Sí, la única vez. Y está claro que la mercancía siempre puede tener sus fallos, es muy difícil exportar productos desde un país en vías de desarrollo como Colombia, hay que superar muchos problemas. Tres fundamentalmente. Primero hay que educar a los productores para que puedan conseguir un producto de primerísima calidad apto para el consumo europeo, con todo lo que esto supone. En segundo lugar, conseguir la gran financiación necesaria para traer el producto, de los pedidos que tiene mi empresa, sólo puedo abastecer la tercera parte, el resto me resulta imposible por la financiación. Y en tercer lugar, la logística que es un gran maremágnum muy costoso. Si a estos tres problemas con los que se encuentran los exportadores de mi país les añades el que yo me acabo de encontrar en Valencia, a veces la empresa es inviable.
Las aduanas y los servicios de inspección de un puerto están para asegurarse que las mercancías que entran a un país como España están en perfectas condiciones para su consumo, esa es la filosofía.
No ataco la filosofía, pero el esfuerzo necesario para hacer que los productos que se exportan desde mi país sean de primera calidad, ya está hecho, allí ha pasado todos los controles, nunca hemos tenido problemas, eso es importante y un punto a tener en cuenta en estos casos. Mis mercancías siempre han pasado por los puertos europeos sin problemas en estos cinco años, pero lo que he echado en falta en esta ocasión es la poca flexibilidad, las pocas opciones que me quedan con esta mercancía que supone mucho dinero para mi empresa y sobre todo para los pequeños productores que tengo detrás, para las grandes multinacionales mi problema es nimio pero para mí puede ser endémico. Y no tengo alternativas. Estoy pensando seriamente en llevarme la mercancía a otro puerto. Cada día que pasa detenida la mercancía es una ruptura insalvable de su cadena logística, y ni siquiera puedo acceder a alternativas que serían legales aunque incómodas en este puerto y en cualquiera. Alternativas que no adoptaré porque quiero seguir trabajando con este puerto, yo al igual que mis clientes españoles, que no sólo trabajan conmigo sino con otros exportadores latinoamericanos y que siempre han trabajado con el puerto de Valencia. Apostaron por él en su día y quieren seguir apostando, aunque a veces es difícil. Hay verdadero miedo desde un tiempo a esta parte de traer mercancías a este puerto. Si una mínima parte de la mercancía está dañada que paren esta parte es lógico pero el resto deberían dejar que siga su camino, en mi producto es fácil comprobar cuánta mercancía está en mal estado, pero no pueden parar 1.299 cajas de un producto cuando menos del 10% está dañado. Otros operadores ya han optado por llevar sus mercancías a otros puertos, como Amberes, pero nosotros no queremos tomar esta decisión, por el momento seguimos siendo fieles a Valencia.
¿Entonces de qué adolece este puerto, según su experiencia?
Este puerto, como otros, adolece de que las reglas relativas a las inspecciones son estrictas y poco flexibles. A la hora de tomar la decisión de parar un contenedor es importante pensar que detrás de éste hay mucho esfuerzo, por lo que se debería poder negociar más con los mismos funcionarios y poder arreglar los problemas que surjan sin que nadie resulte perjudicado, ni los consumidores, que son mi máximo valor y yo soy el primero que quiero que mi producto llegue perfecto a sus manos; ni los productores. Ambos son el principio y el final de la cadena exportadora y lo más importante de ella. Pero si es imprescindible salvaguardar los productos que se consumen en un país también es importante no poner inconvenientes innecesarios a los importadores, unos inconvenientes que se acabarían si se pudiesen negociar soluciones, y se agilizasen los trámites de los servicios oficiales de inspección. Este es el único error en el que creo que está cayendo este puerto.
Dejando a un lado los inconvenientes, ¿Cómo se fragua su cadena exportadora?
Comienza con 25 fincas minifundistas colombianas que acogen a 1.000 trabajadores, una asociación de pequeños cultivadores de yuca y plátano, que es un producto de gran calidad en Colombia, no existe en ninguna parte del mundo este tipo de plátanos, de una variedad infinita. Su cultivo y el proceso de producción de los snack es casi un milagro en este país que requiere un esfuerzo inimaginable en Europa. Una de las dos puertas de entrada de la mercancía a Europa es el puerto de Valencia. Aparte de Estados Unidos, en el viejo continente mis principales clientes se encuentran en España, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y la zona del Benelux. Clientes y operadores que son importantes para mi en cuanto que han apostado desde el principio mi producto, que lo piden continuamente y que me gustaría poder abastecerlos mejor, aunque como ya he dicho traer este producto, que por otro lado, en su día fue innovador, requiere un gran esfuerzo.
Después de tantos avatares, ¿Sigue pensando que vale la pena?
Seguiré luchando por este producto hasta las últimas consecuencias, he empeñado todo mi haber en él. Es casi un milagro traer la mercancía a Europa pero seguiremos luchando por traerla, porque mi país necesita y se merece poder prosperar limpiamente, aunque precisamente por ser un país en vías de desarrollo que se enfrenta a tantos problemas se debería tener más cuidado a la hora de decidir el futuro de las mercancías que llegan desde él.
Porque es un país que también exporta otros productos que compiten en el mercado con calidad y simplemente es importante apoyar precisamente este tipo de productos para que el país pueda seguir evolucionando hacia un futuro mejor que el del conflicto armado y el narcotráfico. No quiero que mi testimonio quede como una queja, no es una queja, mi experiencia con este puerto y en general, es positiva. Pero a raíz de mi problema en el puerto de Valencia he reflexionado sobre esta cadena logística en la que me encuentro inmerso y en la necesidad de que todo el mundo reflexionemos para seguir adelante lo mejor posible. Y de verdad que este puerto se merece su crecimiento, por todo el esfuerzo que se ha derrochado en él y por la filosofía que transmite, por ello, también es importante que reflexione sobre los problemas que atañen tan directamente a sus clientes.