A primeros de este mes de junio se jubilaba a Manuel Guerra, subdirector general y adscrito a la Presidencia de Valenciaport. A sus 73 años ha estado vinculado al organismo portuaria los últimos 34, una larga trayectoria en la que ha tenido la oportunidad de contribuir a algunos de los principales proyectos de la dársena valenciana, como la Ampliación Norte o el Plan Especial de la Zona Sur I, que ha dado lugar al Parque de Desembocadura.

Guerra es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, licenciado en la primera promoción de la Universidad Politécnica de Valencia en 1973. En sus primeros pasos profesionales estuvo en el control de obra de la factoría Ford de Almussafes y de ahí pasó a una consultora encargada del proyecto d e la autopista de León a Asturias, lo que le llevó a permanecer en esta comundiad entre 1975 y 1980. En el año 80 la empresa constituyó una delegación en Valencia y regresó a la capital del Turia. En 1986 se incoporó a la Conselleria de Obras Públicas, concretamente a la Dirección General de Transporte y el servicio de proyectos. “Empecé con el proyecto del tranvía y luego con los primeros pasos de Metro Valencia hasta que en 1989 me incorporé al Puerto Autómomo de Valencia”, apunta Guerra.



En el puerto pasó a formar parte del Gabinete de dirección con Rafael del Moral pero luego inició un periplo de responsabilidad que fueron desde Calidad, a la Dirección Comercial, cargos que compatibilizó con la responsabilidad del Gabinete. Poco después fue designado director comercial y asumió también la responsabilidad del Departamento Informático.



En 1999 Manuel Guerra fue nombrado director del puerto de Sagunto, coincidiendo, entre otras cosas, con la implantación de Saggas y posteriormente fue designado subdirector junto a Francesc Sánchez, actual director general de Valenciaport, y asumió la planificación y la relación puerto-ciudad.



Así, Guerra ha compatibilizado varios cargos a lo largo de todos estos años, pero sobre todo ha estado implicado en algunos de los proyectos más emblemáticos del puerto. Entre ellos, la Declaración de Impacto Ambiental de la Ampliación Norte, todo el proceso de cesión de terrenos y planificación de la Marina de València, la reorganización de la zona sur del puerto o los planes que han hecho posible el proyecto del parque de Desembocadura en la zona de Nazaret.



Conoce como pocos la naturaleza y complejidad del puerto de Valencia y también de los trámites y burocracia que han tenido que pasar proyectos irrenunciales para la economía y la sociedad. Confía en el papel de servicio público que juegan los puertos y aboga porque estos se vuelquen con los ciudadanos y compartan los espacios que sea posible para su uso y disfrute. Pero, sobre todo, se siente afortunado y agradecido de haber podido disfrutar trabajando en el puerto durante estos 34 años. Así lo expresaba el miércoles en el almuerzo de reconocimiento que organizaron sus compañeros, a los que animó a no olvidar “la lotería que es trabajar en una empresa como el puerto de Valencia”.