El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, avanzó ayer que el próximo 16 de mayo mantendrá una reunión de trabajo con el lehendakari del País Vasco, Iñigo Urkullu, para acordar una posición común en torno a la conexión entre los puertos de Valencia y Bilbao mediante la línea ferroviaria Cántabro-mediterránea.

Ximo Puig, durante su comparecencia en Les Corts

Esta infraestructura, afirmó Puig, es, además del Mediterráneo, un corredor “muy importante” que ha estado “olvidado” a causa de la radialidad que impera en la concepción del Estado. De este modo, incidió en la necesidad de modernizar la línea con el que “conecte de manera eficiente el puerto de Valencia con el parque logístico de Aragón y con las industrias y el puerto de Bilbao”. “Ahí se decide si somos o no competitivos”, aseveró.

Asimismo, subrayó que el Corredor Mediterráneo supone “una inversión fundamental no solo para la Comunidad Valenciana, sino para el conjunto de España”. Se trata de una infraestructura que, como explicó Puig, es “absolutamente esencial”, puesto que más del 53% de las exportaciones pasan por esta vía. El hecho de que no esté finalizada implica que sectores exportadores valencianos clave, como el agroalimentario o el cerámico, “todavía tengan que utilizar la carretera en alto porcentaje”, lamentó el jefe del Consell.

Por ello, Puig reiteró que desde el Gobierno valenciano se piden “infraestructuras necesarias y eficientes” a la Administración central, y lamentó el “menosprecio reiterado y consolidado durante décadas” por falta de “criterios objetivos” a la hora de planificar las inversiones.