Luis Rosa: “El valor añadido que se genera en torno a un contenedor es enorme y la Administración tiene que saberlo”
Fue uno de los fundadores de la Asociación de Transitarios, Expedidores Internacionales y Asimilados de Valencia en 1978 y el primer presidente de la entidad y años después, volvió a la presidencia, en la que ha permanecido 27 años. El próximo 31 de julio Luis Rosa se jubilará y dará el relevo al actual vicepresidente, Ernesto Peris, que asumirá el cargo hasta que se convoquen las próximas elecciones.
Esos años al frente de ATEIA-Valencia han permitido a Rosa ver muy de cerca la evolución de la profesión y vivir el desarrollo del puerto de Valencia, pasando de un importante puerto comercial que daba servicio a empresas locales del sector frutero, textil o el juguete al importante hub internacional en el que se ha constituido.
Aunque la amistad y el compañerismo ocupan el primer lugar en el lado positivo de la balanza de Luis Rosa a lo largo de estas décadas, su implicación en el asociacionismo ha sido rotunda en este tiempo y fue precisamente lo que, animado por su empresa, Muñoz y Cabrero, y la experiencia de otras ciudades españolas, como Barcelona, le llevó a embarcarse en la aventura de ATEIA.
En 1978 aterrizaba en Valencia desde La Junquera para asumir la responsabilidad de la empresa con la confianza de que la unión y asociacionismo daría la fuerza necesaria a los transitarios: "Por su ubicación geográfica, y sobre todo debido a la conexión ferroviaria, las empresas de Barcelona tenían en ese sentido las ideas muy claras y conocían de cerca la experiencia de otros países como Alemania, Francia o Bélgica. Muchas de esas empresas - explica- contaban con sucursales en Valencia y veían el gran potencial del puerto de Valencia, además de ser conscientes de la fortaleza de industrias valencianas como el textil, el calzado, el juguete o la metalurgia". Sin embargo, por aquel entonces los colectivos más fuertes eran otros, consignatarios y agentes de aduanas, y quedaba mucho por hacer.
No obstante, poco a poco las empresas locales se dieron cuenta de que crear un frente común era la solución idónea para actuar frente a la Administración, máxime teniendo en cuenta que la Junta Directiva de la asociación se elegía de manera democrática y con un espíritu abierto. Así, doce empresas, algunas de ellas sucursales de compañías de Barcelona y otras empresas cien por cien locales, arrancaron un proyecto que ya cumple 48 años de vida. “Paulatinamente se constituyeron asociaciones en otras ciudades, como Madrid o Vigo, y se creó FETEIA. Nos dimos cuenta de que los transitarios son la única voz que tiene la carga”.
Al mismo tiempo la Administración fue tomando conciencia de la importancia de este colectivo, empresas que decidían emprender y llegar a zonas entonces remotas, como Estados Unidos o China, y se empieza poner en valor la figura del transitario. Todo ello respaldado, en el caso de Valencia, por una industria local muy fuerte, un carácter netamente exportador y un puerto que se constituye como la dársena natural del centro de la Península. A partir de ahí, los acontecimientos siguen un rumbo lógico. Se crean más infraestructuras y se mejora la conectividad y el transitario logra autorización para despachar en las aduanas.
Pero en estos años ha habido aspectos menos dulces. Sin duda, los peores momentos de la asociación, y de Luis Rosa al frente de la misma, llegaron de la mano de la multa que impuso Competencia a varias asociaciones profesionales del sector logístico-portuario, con un importe de 13 millones de euros en el caso de ATEIA. Empezó el calvario y fueron muchas las empresas que empezaron a descolgarse de la asociación, algunas porque pensaban que así quedaban “libres” de los cargos y otras por ahorrar costes. Hace apenas unos meses que esta situación, que se iniciaba en 2013, empezó a solventarse. Finalmente, se aceptó la quita del 99% y surgió la posibilidad de afrontar el 1% en el plazo de diez años, pero por el camino ATEIA Valencia perdió el 40% de sus asociados.
Por el lado contrario, la compleja situación provocada por la multa desveló también la confianza y fidelidad de muchas empresas que decidieron continuar en la asociación, conscientes de que ante las dificultades en necesaria la unión. “El puerto de Valencia es lo que es gracias, en gracias parte, a todos esos compañeros y empresarios que cuando llegaron a la cincuentena decidieron seguir emprendiendo y crecer y apostaron por establecerse en China o en Estados Unidos, impulsando de forma definitiva el tráfico de Valenciaport”, asegura Rosa. Si el puerto tiene conectividad es, sin duda, porque hay carga y los contenedores se llenan, una labor en la que tiene mucho que decir el transitario y en la que, por supuesto, también influyen las nuevas infraestructuras y mejoras en materia de carreteras o ferrocarril.
Luis Rosa es un firme defensor del puerto de Sagunto. El papel que puede desempeñar la dársena saguntina como refuerzo de un puerto de Valencia que ya no puede ampliar más terminales y que espera notables crecimientos de tráfico en los próximos años es indudable. Y la Autoridad Portuaria de Valencia es muy consciente de ello. No en vano, acaba de adjudicar una nueva terminal en Sagunto para impulsar los tráficos.
Más terreno logístico
Por otro lado, el todavía presidente de ATEIA Valencia demanda, una vez más terreno logístico, un espacio del que no se dispone en el entorno del puerto de Valencia y que es imprescindible y, en su opinión, compatible con la sostenibilidad y los espacios verdes. “El valor añadido que se genera en torno al movimiento de un contenedor es enorme y la Administración tiene que ser muy consciente de ello”, apunta Rosa, que recuerda que en los próximos años, de cumplirse las previsiones, el puerto de Valencia moverá cerca de 10 millones de TEU.
Rosa también recuerda la necesidad de que la Administración apueste por la reindustrialización. "El turismo es importante, pero es imprescindible promover la industria, que es lo que realmente genera el valor añadido”, explica.
Luis Rosa ha participado en múltiples reuniones y grupos de trabajo con la APV, de la que asegura que ha realizado y realiza un buen trabajo. “Hemos tenido buenos presidentes”, señala. También guarda esa buena opinión de la Fundación Valenciaport, por la intensa labor que ha realizado en materia de innovación e investigación, pero, sobre todo, por su faceta formativa.
Repecto al futuro más cercano de la profesión, el presidente de ATEIA, que cuenta en la actualidad con 41 asociados, confía en que existe un sólido relevo generacional y jóvenes profesionales implicados y preparados. “Al fin y al cabo la logística será más compleja pero igual de necesaria.
Eso sí, tendrá que adaptarse a los numerosos cambios y factores geopolíticos, pero el transitario es un colectivo fuerte y sabrá hacerlo”, señala. “Es posible- prosigue - que las pymes tengan dificultades, pero lo cierto es que las cosas han cambiado mucho y hay una serie de herramientas que les pueden ayudar a seguir siendo competitivos”.
Luis Rosa confiesa que no tiene intención de “alejarse” del sector logístico. Aprovechará los lazos de amistad que a lo largo de estos años ha forjado para seguir en contacto con la profesión y con el puerto de Valencia. Eso sí, dedicará más tiempo a algunas de sus pasiones: el big bang, los agujeros negros y otros enigmas de la galaxia.