Control de los costes generales de fabricación (I)
Vicente Ripoll, 26/01/2004
Muchos expertos en contabilidad de gestión ponen en tela de juicio las asignaciones de los Costes Generales de Fabricación que se han venido realizando tradicionalmente, ya que las mismas en la mayoría de los casos distorsionan los costes del producto y ofrecen una imagen defectuosa de la rentabilidad de los productos, al estar basadas en general en horas de Mano de Obra Directa, ya que la misma en la mayoría de los casos solo representa un pequeño porcentaje del coste de producción.
Lo que se pretende para corregir este desajuste es buscar una relación lógica y causal entre los elementos de los Costes Generales de Fabricación y su asignación a cada uno de los productos, ya que un sistema de asignación debe reflejar tan exactamente como pueda la realidad de los costes en la planta de fabricación.
El porcentaje de Costes Generales de Fabricación sobre los Costes totales de Producción ha venido creciendo continuamente, mientras que por el contrario se ha observado una disminución, que se ha hecho más patente en las ultimas décadas, en la relación de los costes de Mano de Obra Directa con respecto al coste total.
Esto lleva a que para obtener mejoras en la productividad, se deba prestar mas atención a las posibilidades de disminución de los Costes Generales de Fabricación que a los Costes de Mano de Obra Directa con el fin de obtener mayores ventajas competitivas.
Un estudio llevado a cabo recientemente, demuestra que en el sector industrial los Costes Generales de Fabricación representan por termino medio un 35% de los Costes Totales de Producción. Aunque existen sectores industriales como el de la electrónica y el de maquinaria especializada, en que estos costes representan de un 60% a un 75%.
Otro hecho destacable, es la atención que tradicionalmente se ha prestado a la Mano de Obra.
Esta, estaba centrada, por una parte en su reducción y por otra, en que ha sido un vehículo muy utilizado para la imputación de los Costes Generales de Fabricación al producto. Hoy en día, en muchas empresas la Mano de Obra solo representa un pequeño porcentaje del coste total del producto (en algunas grandes empresas alrededor del 10%), cuando en general el porcentaje de atención que se le prestaba con respecto al resto de los costes (Materiales y Costes Generales de Fabricación), era de alrededor del 75%.
En muchos de los sectores industriales, los factores de la producción se distribuyen de la forma en que aparecen en el Cuadro siguiente:
Esta distribución de los Costes Generales de Fabricación aunque desde un punto de vista teórico se ha defendido su reparto entre las distintas unidades de actividad, la casi totalidad de la practica empresarial los ha distribuido a las unidades producidas en función de los costes u horas de la Mano de Obra Directa aunque, ni las unidades producidas ni la Mano de Obra están muchas veces detrás de los Costes Generales de Fabricación como elementos generadores de los mismos. El que normalmente los Costes Generales de Fabricación estén relacionados con las unidades producidas, no quiere decir que una unidad de Producto Terminado origine el Costes Generales de Fabricación.
Una unidad de producto incorpora a simple vista unos costes de materiales y otros de la mano de obra que ha intervenido en la transformación de esos materiales, pero ya hemos indicado que esos costes aun siendo importantes, son sobre los que tradicionalmente se ha ejercido un mayor control. El otro grueso de costes que están originados por la fabricación no provienen directamente de los productos físicos fabricados sino de los actividades, tareas o trámites que hay que realizar para llevar esa fabricación adelante. Esto es un valor añadido que se incorpora a la producción cuando esta se concluye y se entrega al cliente y que recoge por ejemplo, entregar el producto en el plazo acordado, la calidad o la mejora del diseño.