De forma reiterada, permanente e injustificada, el mismo grupo de siempre mantiene una línea editorial de oposición respecto de todo lo que sea prosperidad para Valencia, lo valenciano y los valencianos.

Esta permanente e injustificada actitud me trae a la memoria una espléndida frase de William Blake que dice: "El hombre cuya opinión nunca varía, se asemeja al agua estancada y engendra reptiles en su mente".

Parto de la base de que los autores de los repetidos escritos de opinión y de otros de torcida interpretación de la información realizada, son profesionales que tienen una adecuada formación para redactar artículos con la mayor ortodoxia lingüística y de estilo pero es obvio que confunden permanentemente la formación con la información.

Tener información exacta, oportuna, correcta, etc de cualquier asunto consiste en disponer de todos los datos relativos al mismo, para una vez contrastados utilizarlos objetivamente, de forma que la opinión pública reciba esa información a través de la pluma de un profesional que debidamente informado refleje la verdad.

Respecto de todos los asuntos relacionados con el Puerto de Valencia y que tantos ríos de tinta hacen correr: Ampliación Norte, Acceso Norte, Nueva Bocana y canal para la Copa América, se puede constatar con frecuencia que esos profesionales han confundido formación con información.

Decimos esto porque cuando disponen de datos objetivos facilitados por el Puerto de Valencia -eso es tener información -, no los manejan objetivamente como debería ser su obligación ética y profesional, sino que por instrucciones seguramente recibidas desde arriba, manipulan los datos subjetivamente para trasladar a la opinión pública una opinión sesgada de la realidad.

La pregunta para los que están en contra del Puerto de Valencia es:

- ¿A quién sirven con su actitud sesgada?

- ¿De dónde nacen las instrucciones para mantener esa línea de opinión-editorial?

- ¿Qué intereses se ocultan bajo su planteamiento destructivo de todo lo que supone prosperidad para Valencia?

Produce tristeza contemplar a quienes tienen un desaforado deseo de destruir a quien ha progresado de forma admirable -Puerto de Valencia- en vez de tener la sensibilidad necesaria para abrirle paso y arroparle en su éxito.