Sigue sorprendiendo el vacío que se hace a la Comunidad Valenciana en el diseño de las redes europeas de transporte, a pesar de que no es la primera vez que sucede (pues ya lo hizo en su momento el proyecto Van Miert).

Además, decepciona y mucho la escasa capacidad estratégica que se ha marcado ese grupo de expertos de "alto nivel", autor del diseño de las redes previstas hasta 2020 ¿Acaso no saben que el corredor mediterráneo genera una tercera parte del producto interior bruto español? Además, es el principal corredor exportador y el que, en la práctica, integra económicamente nuestro país en un marco que supera las barreras comunitarias.

Si de lo que se trataba es de, tal y como defendía la Comisión Europea, "lograr la cooperación regional y la integración económica entre los países miembros de la UE", han errado desde el principio. Ignorar la importancia que en esta nueva realidad tiene nuestra comunidad es obviar todos los objetivos y las prioridades europeas. Desde luego, este vacío en comunicaciones estratégicas no reportará al resto de regiones las oportunidades que debiera. La red transeuropea de transportes se ha quedado manca gracias al error incubado en el eje sudoeste: el que cruza, de sur a norte, la mitad oeste de nuestro país.

A la Comunidad Valenciana, y por extensión a Sagunto, le ha tocado la pedrea en materia de infraestructuras. Es decir, que ya no es la operatividad de los planes la que rige las estrategias comunitarias. Ahora se olvida que la riqueza de una región forma parte del desarrollo de otras, y que la potencialidad es el mejor aliado para vencer los lastres que impiden mejorar, e incluso incrementar nuestras capacidades. La democratización de las vías de comunicación sigue siendo un anhelo gracias a la palabrería y el trato de favor. La política no mejorará nuestros resultados económicos, entonces ¿por qué determina nuestras estrategias?

Aislar la Comunidad Valenciana supone mucho más de lo que, tal vez, en un principio somos capaces de vislumbrar. Haciendo un análisis algo más realista y observando en profundidad las relaciones comerciales, y el desarrollo de las vías logísticas, es innegable la importancia de Sagunto como núcleo de una de las redes de mayor peso específico para el conjunto del país.

Esto es así. La plataforma logística de nuestra ciudad, en el conjunto de Valenciaport, es el centro neurálgico de unificación de criterios logísticos en el eje Mediterráneo-Sagunto-Aragón-Cornisa Cantábrica. De modo que, esta nueva orientación diagonal, marginaría el subsistema valenciano, y en general mediterráneo, de comunicaciones, reduciendo a la mitad las
posibilidades de Valencia.

De nuevo, desde ASECAM ponemos de manifiesto nuestro más rotundo apoyo al Arco Mediterráneo como elemento indispensable para el desarrollo presente y futuro de nuestra comarca, nuestro país y por ende, de la Unión Europea. No son los antojos absurdos los que nos mueven a reclamar las infraestructuras y las comunicaciones que merecemos. No nos basamos en posibilidades ni manejamos "la probabilidad de…". Defendemos cuanto conocemos, y apostamos con seguridad por los proyectos que ofrecen cifras, cantidades, datos reales o inversiones potenciales. Y en este sentido nuestra comunidad se ha convertido en los últimos años en apuesta segura.

Que el mapa español está cambiando es algo que sabemos ya. No en vano, los empresarios valencianos somos partícipes de manera directa de esta progresiva mejora que han experimentado tanto nuestras infraestructuras, como el entramado comunicativo en general.

Es nuestra fuerza unida a otros organismos sociales, la que promueve constantemente la evolución de las redes que son, al fin y al cabo, las que definen la economía de un país y determinan su rumbo. Sin embargo, "el cambio de una España radial a una oblicua", en la que se excluye directamente la participación de autonomías de tanto peso como la nuestra, tal y como defendía el Profesor Boira en un artículo publicado esta semana, no augura en absoluto un futuro prometedor. Ni para los excluidos, ni para los excluyentes.

Los Planes de Infraestructuras Estratégicas y sus resultados son el mejor aval con el que podemos contar. El balance de los dos primeros años de ejecución es sin duda positivo: se han puesto en marcha inversiones por un volumen global superior a 2.360 millones de euros.

Las Zonas de Actividades Logísticas de Valencia o Alicante, para la búsqueda de la oportunidad logística. La situación estratégica de la Comunidad Valenciana (y de Sagunto en especial, tal y como ha manifestado en su reciente visita el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias). La intermodalidad que abre puertas a nuestras capacidades comunicativas. Todos estos factores se unen para dar lugar a una "tierra de oportunidades estratégicas" como ésta.

Además, la nuestra es una comunidad de importante actividad exportadora, gracias en gran medida a unas infraestructuras portuarias y un sistema de transportes adaptados a una demanda cada vez mayor. La industria y comercio son, en parte, uno de los motores de arranque de nuestra economía. A todo esto se une el desarrollo de la actividad turística, gracias a la que nuestra comunidad se desmarca como uno de los principales destinos. No deberíamos poner trabas a una situación de crecimiento incesante que favorece ,y mucho, al desarrollo de nuestro país como parte de una Unión Europea de siglo XXI, integradora, integrada y funcional.

Dar la espalda al eje Mediterráneo es la peor manera de conducirnos al despilfarro de nuestros recursos. De modo que, si no se remedia esta situación, nuestra comunidad quedará relegada a un segundo plano de "interoperatividad", en lo que será sin duda, un retroceso sin precedentes en el desarrollo socioeconómico de nuestro país. El entramado europeo de comunicaciones ha dejado fuera a una región potencialmente rentable, estratégicamente ambiciosa y económicamente integrada, y eso es algo que no deberíamos permitir. Algo que deberíamos recurrir.