Me mato por fumar
Juan Esquembre, 24/06/2005
No he sido nunca fumador habitual de cigarrillos aunque no tiene ello ningún mérito. Simplemente no me ha gustado como no me gustan otras cosas que esta vida nos ofrece.
Me molesta sin embargo la intromisión de las Autoridades Sanitarias en la libertad de cada cual y el exceso en el lenguaje disuasorio que, como parece, no tiene mucho éxito.
Ha pensado usted lector que dirían los bodegueros o empresas de destilerías si les obligaran a poner en sus etiquetas "EL ALCOHOL PUEDE MATAR"; o en vez de matrícula trasera, la motocicleta que vamos a comprar llevara una placa diciendo "CON ESTA MOTO TE MATAS"; o cuando vamos al Súper y echamos en el carrito una lata de callos nos recordaran que el colesterol y los accidentes vasculares son la primera causa de muerte en España.
Y es que todo ayuda a matar. Y que siga ayudando por mucho tiempo.
Cualquier día veremos en la calle Colon, excesivamente contaminada de monóxido de carbono, un enorme cartel que dirá "TRANSITAR POR ESTA CALLE PERJUDICA GRAVEMENTE SU SALUD Y LA DE LOS QUE ESTAN A SU ALREDEDOR".
Ese día nuestra salud mejorará y, casi seguro, nuestro bolsillo también.
Pero cada uno se mata y se arruina como le da la gana. Ese sí que es el verdadero derecho de autodeterminación y no las tonterías que se oyen en este mundo globalizado.
Por cierto, que el hambre también mata. Además por omisión. Y de esto las Autoridades Sanitarias y las otras pegan todavía pocos carteles.
Ya resulta jodido morir y, encima, morir a disgusto, debe ser terrible.