Relevo
En el 64 entré en el sector, creando una empresa transitaria, en el 70 me inicié en el asociacionismo en defensa de la función transitaria. Desde entonces he estado inmerso totalmente en el mundo transitario. Como empresario durante 30 años, como profesional independiente durante 11 años y como miembro activo de la asociación y de la federación durante estos últimos 35 años, como vocal, tesorero, vicepresidente y los 8 últimos años como presidente. He representado a los transitarios españoles desde los inicios ante FIATA (Federación mundial) y desde el año 86 ante CLECAT (Federación Europea). He mantenido constantes y excelentes relaciones con ALACAT (Federación Latinoamericana) y cooperado como nunca en el proyecto TRANSIT/41. (Grupo de trabajo de España, Italia y Portugal).
He dedicado, voluntaria y gratuitamente, durante todos estos años mucho tiempo y, si cabe, todavía más energías en hacer conocer y reconocer al transitario, su función indispensable en los intercambios internacionales, a nuestras asociaciones y nuestra federación, nuestros logros y nuestras inquietudes.
Lo he hecho, sobre todo, con pasión pero también con todos mis conocimientos adquiridos a lo largo de tantos años y gracias a los incalculables contactos y magníficos apoyos recibidos.
Siempre con la convicción, compartida con muchos otros, que se debía hacer lo mejor en bien de todos los transitarios.
Sin duda, mis métodos han sido muchas veces, poco ortodoxos, atípicos y puede hayan molestado y ser muy criticables. Sin duda mi visión de cómo debería ser una asociación es demasiado optimista, demasiado idealizada y basada sobre la ilusión y el voluntariado (parece ser que, hoy, si existe es difícil de encontrar) y, quizás, por todo esto, irrealista. Sin duda, mi pasión y mi dedicación ya no son suficientes, hacen falta profesionales y FONDOS (no los de hoy en día absolutamente insuficientes para hacer frente a una organización profesionalizada que pretende atender muchos frentes abiertos). Sin duda ya es hora de que otra generación asuma el futuro, con otras formas de hacer, con otras ideas y otros medios.
No he creído nunca que la edad, de per se, sea un obstáculo al trabajo, a la responsabilidad y a la creación. Sin embargo, sí creo que con la edad se deben cambiar enfoques, actividades, dedicaciones y estar mucho más abierto adaptándose constantemente al día de hoy para incidir en el futuro. Creo haberlo, por lo menos, intentado en todo momento.
También es verdad que con la edad, quieras o no quieras, haces un balance de tu vida y encuentras a faltar un sin fin de cosas por hacer que se han ido posponiendo al considerar que otras actividades eran más importantes. En mi balance observo que mis más importantes y actuales aspiraciones son dedicarme a mi familia, a mis nietos (mientras esté a tiempo), a mis amigos (los que queden), a mis hobbies (leer, escribir, viajar a cortas distancias descubriendo las personas y los rincones entrañables de nuestro mundo mediterráneo, ocuparme de niños, hacerles de abuelo cuando les falte y un sin fin de otras actividades semi-profesionales aprovechando mis experiencias y conocimientos...)
También es verdad que el ritmo actual obliga a estar totalmente involucrado, de lo contrario te quedas fuera. Me he involucrado al máximo, lo estoy totalmente y puedo estarlo todavía por mucho tiempo, pero ya no quiero. Mi cupo de dedicación altruista profesional, como hasta ahora, ha llegado al tope de su capacidad. He dado mucho, quizás demasiado, en detrimento de otras prioridades. Si se quiere compartir actividades estando presente solo parcialmente e incómodamente es mejor, a mi entender, no estar.
Ahora, a los transitarios, ya se nos conoce y se nos reconoce, se nos recibe, se nos atiende, se nos escucha, se nos respeta como nunca en el pasado. Misión cumplida: es el momento del relevo, es el momento de dejar que las nuevas generaciones se impliquen al quedar el terreno libre, que apliquen sus ideas, que hagan camino según sus propias capacidades y que aprovechen todo lo conseguido y adquirido.
A menudo, se me pregunta “¿Pero todavía no te jubilas?” A lo que contesto -parodiando al gran escritor Josep Maria Espinàs- que la vida es un seguido constante de jubilaciones. Desde joven ya te vas jubilando de actividades, de ideas, de amistades, de ilusiones, etc. Luego te jubilas de parte de tu familia, de los entrañables, de un modo de vivir. Me he jubilado de tantas cosas en tantos años que para mi la palabra jubilación no tiene, sin duda, el mismo sentido que le puedan dar los que me hacen la pregunta. Jubilarse de algo concreto es abrirse a otro algo diferente.
Sin embargo, no te jubilas fácilmente e incluso nunca de convicciones, de motivaciones, de ciertas sinceras amistades, de ilusiones, de placeres, de preferencias, de formas de vivir y de apreciar la calidad, la sinceridad y la humildad. Y continúas quedando en activo de todo lo que te apetece, te motiva, te ilusiona y de lo que tu quieres y persigues.
Por todas estas razones y reflexiones me voy, dando las más sinceras gracias a todas las personas que he conocido durante esta larga etapa de mi vida.
Jordi Mallol i Soler