El Informe Económico de las Cámaras de Comercio sobre las perspectivas para el 2005 señala sobre la Comunidad Valenciana: Los empresarios valencianos son optimistas en la evolución de su cifra de negocio en el 2005. El diferencial con respecto a la media española se reduce notablemente, lo que implica que la economía valenciana ha experimentado a lo largo de 2004 una recuperación más intensa que la española. La fortaleza de la demanda interna, -es decir el consumo de los valencianos-, ha sido el motor de esta favorable evolución que se consolidará en el presente ejercicio. Según las Cámaras de Comercio, este crecimiento económico se ha traducido en creación de empleo, si bien a un ritmo inferior a la media española, debido sobre todo al negativo comportamiento del empleo en la industria. El resto de sectores continúan creando empleo, especialmente servicios. La tendencia general del empresario valenciano en el 2005 es hacia la estabilidad de las plantillas.

Este optimismo macroeconómico se debió respirar en la reunión celebrada por la patronal autonómica CIERVAL los pasados 10 y 11 de marzo en Peníscola. Su secretario general, Rafael Montero, concluyó: “Debemos apoyar a las pequeñas y medianas empresas que forman el grueso del tejido productivo valenciano para que puedan afrontar las mayores exigencias competitivas. También hay que trasladar y reivindicar ante las administraciones las políticas necesarias. Y, ante todo, hay que vertebrar todo el empresariado de la Comunidad Valenciana. Sería un error querer crear polos destacables en la autonomía en detrimento de otros.

La Comunidad debe configurarse como un espacio global de atracción de inversiones y aprovechar su posición geográfica de centro neurálgico de ejes de riqueza”. Estos mensajes, más o menos directos, deberían ser interesantes debates a celebrar en breve, por encima de quién será el próximo presidente de CIERVAL a partir de abril.

La unión de los empresarios valencianos es una posibilidad cada vez más perentoria en la exigente globalidad que vivimos y sufrimos. Más que nada porque los vecinos te toman la delantera y te quedas fuera de juego. Un ejemplo reciente. Las ciudades de Barcelona y Pekín han acordado el establecimiento de una relación estable y continuada en materia logística para impulsar las relaciones económicas y empresariales de ambas ciudades. Este ha sido uno de los acuerdos producidos tras el viaje de una delegación empresarial catalana a China hace unas semanas. En breve, se creará una comisión de trabajo logística, con técnicos y especialistas en la materia, para cerrar convenios de colaboración. Este sistema se repetirá en otros sectores: Ferias y Congresos; Turismo; Parques Tecnológicos y Zoológico.

Al margen de la rivalidad Valencia-Barcelona, hay que ser prácticos y mirar más allá del horizonte. Mientras se consuma el tiempo en luchas internas, desuniones a destiempo y en balances macroeconómicos optimistas, el empresario valenciano seguirá perdiendo oportunidades. El mercado es el planeta tierra y hay que ver qué papel juega Valencia en este globo. O juega la Liga de Campeones, o juega la UEFA, o lucha sólo por la permanencia en la categoría. El ejemplo de China es sintomático, ese país con 1.000 millones de consumidores es el imán de moda, atrae a gran parte de las empresas deslocalizadas de todo el mundo y será uno de los ejes sobre el que girará la economía mundial del presente siglo, al igual que la Unión Europea, Mercosur y Estados Unidos.

Si esta conclusión es evidente, los empresarios valencianos deberían unirse al menos para competir en este escenario internacional. Si no lo hacen ellos, otros lo harán: los catalanes, los madrileños, los parmesanos, los sicilianos, los lisboetas, los londinenses, los berlineses. ¿A qué estamos esperando, apostamos en Valencia por un modelo económico de servicios o industrial, qué es lo más exportable o que atraerá más inversiones mundiales?.