El Cuadro de Mando Integral en el proceso de comunicación de la misión y la estrategia (III)
Puesto que la característica fundamental que diferencia a las organizaciones excelentes en una época de cambio es la capacidad mostrada por las mismas en la ejecución o implantación de sus estrategias; cabe señalar que su gestión necesita contar con un modelo de planificación y gestión más global, lo cual permita controlar la totalidad de los procesos que se desarrollan en la misma; pudiéndose afirmar que la gestión de los negocios (gestión de la producción) se ha convertido en la gestión del cambio (gestión de la información).
Así pues, el CMI se configura como la herramienta idónea capaz de proporcionar un marco, una estructura y un lenguaje, en el proceso de comunicación de la misión y la estrategia; utilizando, para ello, las mediciones que permitan informar a los recursos humanos de la organización sobre los causantes del éxito actual y futuro. Por ello, se trata de una herramienta de cambio en el control de gestión, siendo un instrumento esencial de ayuda a la gestión operativa, táctica y estratégica, orientada hacia la acción más que a la planificación, de manera que se obtenga con ello las mejores ventajas competitivas mediante un adecuado proceso de toma de decisiones.
Por otra parte, cabe mencionar que el modelo del CMI además de informar, contribuye a formular y a comunicar la estrategia, alinear los objetivos de la organización y de los recursos humanos, formar y motivar a los trabajadores, mejorar de manera continuada, y por último, rediseñar la estrategia.
En concreto, podemos manifestar que el CMI como modelo de planificación y control, tiene su origen en la definición de la misión de la organización, tal y como se plasma en la Figura 1, y finaliza con la determinación de las metas personales y el establecimiento de un sistema de recogida y análisis de resultados estratégicos; permitiendo con ello traducir o transformar la estrategia en un conjunto de objetivos estratégicos y operativos, medidos a través de indicadores y ligados a la acción (iniciativas o proyectos) que consigan alinear estratégicamente el comportamiento de los distintos miembros de la organización, al objeto de favorecer la mejora continua de los resultados (performance).
Por otra parte, cabe señalar que el modelo de CMI trata de transmitir conocimiento de arriba hacia abajo facilitando el proceso de toma de decisiones de los distintos miembros de la organización, y de abajo hacia arriba para conocer el cumplimiento de la estrategia; la cual se caracteriza por una serie de procesos de gestión que aparecen reseñados a continuación:
- Esclarecer y traducir la visión y la estrategia del negocio; lo cual permite una visión integral de la organización en un conjunto de objetivos estratégicos vinculados entre sí desde una serie de perspectivas (financiera, clientes, procesos internos, aprendizaje y crecimiento, etc.).
- Comunicar y vincular los objetivos e indicadores estratégicos; lo que posibilita el mirar hacia delante de modo proactivo, al focalizarse aspectos de infraestructura de gestión (procesos, recursos humanos, tecnología, etc.) enlazadas en cadenas causa-efecto con aspectos externos (financieros y clientes).
- Planificar, establecer objetivos y alinear las iniciativas estratégicas; lo cual facilita la comunicación estratégica, el trabajo en equipo, la asunción de responsabilidades a distintos niveles (empowerment) y la vinculación de sus retribuciones en función de los indicadores.
- Aumentar el feedback y la formación estratégica; lo que conlleva el alineamiento organizativo y la priorización estratégica en entornos cambiantes, debiendo sustentarse, todo ello, en un conjunto de acciones encaminada a la gestión del cambio y de los recursos humanos.
Por J.A. Aparisi