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El Sector Opina

Vamos a por el estibador
En estos últimos días estamos siendo testigos de una avalancha mediática, laboral e institucional contra el estibador. Juzgándolo, haciéndolo responsable y declarándolo culpable, curiosamente de las acciones, omisiones y deciciones que toman las instituciones, las grandes empresas con enormes beneficios y las grandes navieras.
VM, 05/11/2013

Esta avalancha la protagoniza la Gerencia de Sevasa, la Autoridad Portuaria de Valencia y la Asociación Naviera Valenciana, valorando impactos económicos y sociales para toda la Comunidad a través de los comunicados enviados a los medios de comunicación.

Lo que me sorprende es que nunca he participado, ni tampoco me han invitado, ni lo harán, en los consejos de administración de las navieras, de las empresas y de las instituciones donde se deciden y se pactan los precios y donde se deciden y se ponen en marcha las estrategías empresariales e institucionales y se programan los objetivos económicos a conseguir.

Yo, que solo soy un trabajador, un estibador, que mi trabajo depende de la irregularidad de éste y que cuando me dan trabajo acudo a mi puesto y cuando no hay trabajo no hay dinero, poco o nada puedo hacer frente a todos estos magnates, estos magníficos interpretes de la talla de la Orquesta Filarmónica de Berlin.

Como buena orquesta, con músicos e interpretes de reconociodo prestigio, para que la interpretación salga perfecta, sólo hay que elegir el título de la obra, en este caso la famosa “Vamos a por el estibador”, para que todos los múisicos lean e interpreten al unísono la misma partitura.

La verdad es que es una obra qie impresiona, vamos, un “triller” monumental:
- “Dame 18 millones de euros o ya no te amo y me voy con otro”.
- “Vamos a pactar un convenio regulador que, en realidad, no es un convenio sino una imposición”.
- “Dame tu dinero o me voy a Barcelona. Dame tu dinero o te borro del mapa”.
Pero, parece ser que, por el hecho de ser tabajador tengo que pactar que me saquéen, que me despojen y que se queden con lo mío, con mi salario y con el bocadillo de mi hijo.

Bajo la apariencia de la negociación de un convenio colectivo, se amenaza a los estibadores con la necesidad de pactar un plan de viabilidad para Sevasa “para que no tenga repercusiones negativas en la plantilla” (ERE).

Pero, como auténticos “asusta viejas” se olvidan que una empresa viable, de por sí, es aquella que para sacar el trabajo adelante, además de su plantilla, necesita contratar personal eventual, reconociendo, dicho sea de paso, la falta de plantilla. Además, después de un crecimiento acumulado durante los últimos años de más de un 60%. es irrisorio hacer creer al estibador que una caída del tráfico del 1,5 % nos aboca al borde del abismo.

La Estadística de Tráfico Portuario del Ente Público Puertos del Estado está para algo.
Todos, absolutamente todos se han orquestado con un instrumento ensordecedor, ¿cual? la mentira, el miedo y la manipulación.

Pero lo más fuerte de todo este asunto es que el director de la orquesta y sus músicos digan a boca llena que nosostros, los estibadores, somos los culpables y responsables máximos de lo que pueda ocurrirle a todo el sector.

Así empiezan y envenenan la cadena, de los consejos de adminsitración a los directivos, de los directivos a los gerentes, de los gerentes a los jefes de personal y de éstos a todos los empleados.

Los estibadores no pactan tarifas, pactan salarios, las tarifas las pactan las empresas y las instituciones las imponen.

Lo que si que sé, es el espectacular incremento de los rendimientos y beneficios de las empresas e instituciones, donde sí que participamos con nuestro esfuerzo y trabajo, y de donde “todos esos” se lucran a costa del estibador, de nuestra sangre que mancha los muelles y los muertos que dejamos en el camino.

Señores que dirigen e interpretan esta Orquesta, respeten al estibador y dejen de tocar tantas teclas, no vaya a ser que...

Así que, cada cual que resuelva sus problemas y cada oveja con su pareja, el estibador al muelle a trabajar; los navieros, a navegar y atracar sus barcos donde les plazca; las empresas, a cumplir con los volúmenes de tráfico de sus respectivas concesiones y, la Autoridad Portuaria a vigilar y controlar la explotación y volúmen de tráfico de cada concesión que, a fín de cuentas es su trabajo y su obligación.

Rafael Beses, estibador


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