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LXXV Aniversario del Montepío del Colectivo Portuario de Valencia MPS (1928-2003)
Manuel del Álamo, 26/11/2003

Fue en 1928. Hace ahora 75 años. Un empleado de apellido Ferrer, tras treinta y seis años de servicio, sufre una parálisis que le deja impedido para seguir trabajando. Ante la perspectiva de desamparo sus compañeros de la Casa Consignataria y sus propietarios llegan al acuerdo de seguir abonándole el salario. Este hecho provocara que Vicente Gallart y otros trabajadores del sector pongan en marcha el Montepío de Dependientes de Agentes de Aduanas y Consignatarios de Buques de Valencia para hacer frente a estas situaciones de empobrecimiento.

Una vez mas era el asociacionismo obrero mutualista y de socorro fue el que ocupo el amplio espacio que las instituciones publicas no cubrían en aquellos años veinte, ni tan locos y felices para los trabajadores y empleados que tenían que recurrir a la caridad o la beneficencia en caso de enfermedad grave o, muchos casos, tras la jubilación. Estos hechos y otros son ahora recordados por la actual e importante institución de Previsión Social de los empleados aduaneros y consignatarios del Puerto de Valencia, heredera y continuadora de esta labor social. Aniversario que pretende ser, por un lado, un homenaje a todos los anónimos protagonistas de esta larga historia, que alentaron con su confianza y esfuerzo el Montepío.

Pero, además, los actos de la efemérides están pensados especialmente en las nuevas generaciones de asociados, para recuperar la memoria histórica y los elementos básicos de su dilatada trayectoria con el fin de comprender como el Montepío se ha construido paso a paso y no siempre en situaciones fáciles. A pesar de sus orígenes modestos, el Montepío prospero, con la ayuda del sector, durante los años treinta. La colaboración del Colegio Oficial de Aduanas y de la Asociación Naviera Valenciana fueron esenciales. También la afiliación continuada de empleados y trabajadores. El ambiente general de euforia y esperanza generada por la II Republica también alcanza al Montepío en una de cuyas actas leemos lo siguiente : "... se abrió la sesión a las siete y cuarenta de la tarde, presidiéndola el señor Alcalá. El secretario manifiesta que proclamada la Republica en España en el 14 del presente mes y hallándonos en periodo de renovación y cambios de procedimientos seria oportuno dirigirse al Ministerio de Hacienda solicitando la concesión de una participación en el producto de las subvenciones para el Montepío, antigua aspiración de este que de conseguirse, aunque fuera muy restringida, supondría un adelanto enorme."

El despegue del Montepío aquellos años sufrió un duro paréntesis por la guerra civil. Las nuevas autoridades franquistas, como institución creada por los trabajadores, pusieron bajo sospecha al Montepío. Serán meses de repetidas diligencias, avales y entrevistas, presentando todo tipo de papeles y certificados, con el objeto de que se comprobase que no incluían a ningún desafecto al nuevo régimen. Hasta agosto de 1940 el Banco de España no desbloqueara las cuentas. En diciembre de aquel año leemos quejarse amargamente a la Junta Directiva : "por entender injusta la decisión de la autoridad al comparar al montepío con los rabassaires y pidiendo se rehabilite al montepío y se desbloqueen todas sus cantidades correspondientes." Los rabassaires fueron una asociación de pequeños propietarios catalanes, de origen muy antiguo, que estuvo bajo la orbita de las organizaciones de izquierda durante la contienda civil. La comparación con este movimiento era claramente situarlos fuera de la nueva legalidad. La colaboración de las asociaciones empresariales del Puerto lograran que en 1941 se normalice la situación.

El Montepío había logrado sobrevivir e iría afianzando su presencia en el Puerto de Valencia a lo largo de los años siguientes. Los presidentes del Montepío en las decadas de los sesenta y setenta- Vicente Alcalá Marzal, Olcina Bertomeu, Lapasio Ibáñez, Alfredo Arlandis, Rafael Vidal Quilis y Carlos Vicedo- son recordados hoy con estima por cuanto su labor al frente de las Juntas Directivas del Montepío consiguieron expandir y fortalecer en afiliación-cuenta en la actualidad cerca de un millar de socios- y recursos financieros la institución. Su sede social actual, en la histórica calle de la Reina, 5, es un centro cultural y asociativo de primer orden en el entramado social del Grao de Valencia.

En 1999, al filo de un nuevo siglo, el Montepío pasa a ser Mutualidad de Previsión Social con el registro de los nuevos estatutos y su inscripción en el Registro de Mutualidades de Previsión Social de la Generalitat Valenciana que ha permitido no solo la viabilidad del Montepío sino convertirlo en una poderosa y eficaz mutualidad, con uno de los mejores planes de jubilación existente en el mercado. Se había cerrado una larga etapa y se iniciaba otra nueva. Y todo ello sin abandonar sus principios sociales básicos. Hoy bajo la dirección de Francisco J. Ripoll tiene como reto responder a los desafíos del mutualismo del Siglo XXI muy distinto como es obvio al de épocas anteriores. Desde la memoria y mirando al futuro.


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