El puerto de Valencia se encuentra en estos momentos decidiendo su futuro, no de la infraestructura sino de todas las partes que intervienen en la operatividad portuaria.

Concretamente, el problema se encuentra en los bajos rendimientos que en los últimos tiempos se vienen produciendo en las operaciones de carga y descarga de contenedores, muy inferiores a la media que se da en otros puertos de carácter similar.

El reto de futuro a corto plazo no es el desarrollo o construcción de nuevas infraestructuras para la demanda de los diferentes tipos de mercancías, objetivo prioritario de la APV, sino dar un servicio competitivo, al menos igual que el que ofrecen otros puertos del Mediterráneo.

En este análisis comparativo en el que nos han incluido diversas compañía navieras al presentar sus quejas o reclamaciones ante la APV y las empresas, estamos muy por debajo de la media. En el Mediterráneo argumentan que en Génova tienen un rendimiento medio de 34 TEU por hora, 28 en Marsella y 26 en Barcelona. En zonas aparentemente menos preparadas, como Centroamérica y Sudamérica Pacífico, nos encontramos con puertos como Manzanillo que realizan 40,63 movimientos por hora como rendimiento bruto, Veracruz, con 26 movimientos por hora o San Antonio, con 25 cada hora.

Estos datos comparativos son lo suficientemente claros como para reflexionar y para que “todos” empecemos a poner algo de nuestra parte para corregir esta situación. De esta forma, podríamos volver s situarnos en el mismo nivel de movimientos de hace algunos años, que ha permitido colocar al puerto de Valencia entre los primeros del Mediterráneo en tráfico de contenedores.

El reto de la APV es dotar de tiempo y forma a los recintos portuarios que gestiona (Valencia, Gandía y Sagunto). Si estos puertos cuentan con las infraestructuras necesarias en cada momento para atender los niveles de demanda que los clientes exigen, se evitará que el tráfico de contenedores se desvíe hacia otros puertos.