Las malas noticias económicas se suceden, todos conocemos a alguien que ha dejado de trabajar en estas semanas o que va a hacerlo en las próximas. Sólo la brevedad del mes de febrero hace aliviar muchos bolsillos de esta acuciante crisis. Los expertos ya avisan de que estamos ante la peor de la historia y empieza a darnos la sensación que esta situación que estamos viviendo se la contaremos a nuestros nietos como nuestro abuelos nos cuentan ahora las historias de la Guerra Civil española.

Aunque no es mi intención desanimar a nadie, a veces hay que contar la realidad, la dura y cruel realidad, como es. No nos queda otra.

Aunque la crisis trae también otras consecuencias, no sólo a los que se quedan sin trabajo.

Entre los que lo mantienen están los que no saben qué hacer para ocupar su jornada laboral y han pasado a realizar tres o cuatro oficios en uno sólo y los que tienen que aumentar su ritmo de trabajo por “dar gracias” a que todavía mantienen el trabajo. Enorme dilema entre qué hacer para un currante de hoy en día.

Sólo el fútbol y los toros, estos últimos cada vez menos, son los únicos que nos alivian de nuestras penas. Sin embargo, a este paso tendremos que buscar otras vías de escape. Es curisoso que los gobernantes no hayan inventado otro circo en el que escudar al pueblo en malos tiempos. Ya lo decía no se qué pensador, “La religión es el opio para el pueblo”. Ahora el pueblo necesita otro “opio” en el que ni la religiíon, el circo y el fútbol ya nos son válidos.