En estos últimos días, los medios de comunicación, y sobre todo, el Gobierno español están muy pendientes de si España participa en la cumbre mundial para ‘arreglar’ este desaguisado en el que nos hemos metido.

Todo es cuestión de imagen. España y Zapatero están obsesionados por participar en esa cumbre. Y claro, al amigo George Bush le ha venido de perlas el negar a España su participación para cobrarse deudas pasadas. Bush habrá pensado, “donde las dan las toman”.

Pero claro, ahora Bush pide ayuda a sus socios europeos y a los llamados países emergentes para arreglar lo que sólo ellos han provocado. A la hora de empezar guerras no cuentan con nadie, sólo piensan en el dinero que les puede generar. Pero claro, la guerra ha sido un rotundo fracaso. A EE.UU. les ha costado un ojo de la cara y parte del otro manteener esta sin razón. Creían que iban a sacar todo el petróleo y llenarse los bolsillos, pero nada de eso, lo que ha provocado es un agujero que ha conseguido desestabilizar la economía estadounidense. A EE.UU. le ha vuelto a pesar como con el huracán Katrina, que pensaban que eso sólo pasaba en países tercermundistas y les cogió con los pantalones bajados y sin poder de reacción. También creían que su economía no podía tambalearse. Siguen pecando de prepotencia. Y claro si a eso le añadimos que cuando el gigante americano tose, Europa se costipa pues ya está el lío armado.

Y mientras tanto Europa sigue expectante, sin el poder real que se le presupone. Lo pero de toda la crisis es que ahora piden ayuda los que más han ganado en estos últimos años, los bancos y los constructores. Quién serán los próximos, ¿los futbolistas?,...