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Farmacia Rosalina Sentí Tirado: un negocio con mucha historia
La historia de la Farmacia Rosalina Sentí Tirado data de hace 120 años. De familia con tradición farmacéutica, esta profesional explica cómo han cambiado las cosas desde que su madre comprara la farmacia y cómo ha evolucionado el negocio.
VM, 13/08/2003

Rosalina Sentí Tirado se licenció como farmacéutica en 1979, pero su relación con las fórmulas magistrales se remonta a tiempo atrás.

El comercio que hoy regenta con su título ha vivido también los cambios experimentados en el puerto de Valencia y cuenta ya con más de 120 años. Esta profesional viene de familia de farmacéuticos, ya que la tradición arranca con sus padres, Silverio Sentí Esteve y Rosalina Tirado Gutiérrez, y ha contagiado también a más miembros de la familia: su hermana y algunos primos.

Silverio Sentí tenía una farmacia en la población de Llosa de Ranes, mientras que su esposa contaba con una farmacia en la esquina de la Avenida del Puerto y la calle Dr. J.J. Dómine, que compró a Julio Valiente. Cuando derribaron el edificio en el que se ubicaba el negocio, la farmacia se trasladó a su actual domicilio, en el número de la calle Dr. J.J. Dómine. Fue en 1981 cuando Rosalina Sentí Tirado se incorporó al negocio familiar, aunque no fue hasta unos años después cuando la farmacia llevó su nombre.

Antonio Contell y Francisco Gallart, alias "Cabota", colaboraban en las tareas administrativas de la farmacia. Tiempo después, concretamente hace 27 años, se incorporó José Alonso Santiago, que primero trabajó como aprendiz y que, una vez jubilado Francisco Gallart, compartió el trabajo con Antonio Contell. Ahora, junto a Rosalina Sentí permanecen en el negocio José Alonso y Joaquín Galiana.

En todos estos años el puerto de Valencia ha cambiado mucho y con este crecimiento también ha variado el tipo de clientela de esta centenaria farmacia. "Antes - explica Rosalina Sentí - los buques operaban en la Dársena Interior y se hacían muchos botiquines. Los marineros eran clientes habituales nuestros. Sin embargo ahora, los marineros ni siquiera llegan a pasar la valla del puerto y mucho del trabajo que hacíamos se hace, por ejemplo, en Barcelona". Frente a esto, el desarrollo del puerto ha traído consigo la apertura de oficinas y grandes empresas: "Los trabajadores de las empresas son ahora nuestra principal clientela, ya que en esta zona apenas hay vecindario".

También ha cambiado la actividad del farmacéutico y ha llovido mucho desde que se elaboraban aquellas fórmulas magistrales imprescindibles. Pero si hay algo en lo que Rosalina Sentí percibe el paso del tiempo en Dr. J.J. Dómine son las guardias. Tediosas, debido a la competencia de las farmacias que abren 24 horas, y muy largas son las guardias que se realizan ahora. La clientela en esas noches también deja mucho que desear y dista mucho de los encuentros familiares en que se convertían las guardias hace treinta años: "Se convertían en una fiesta. Nos juntábamos en la calle numerosos familares y encargábamos en algún restaurante de la playa la cena, que disfrutábamos en largas mesas mientras cumplíamos la guardia".

Aunque en este caso parece que cualquier tiempo pasado sí fue mejor, a Rosalina Sentí la mantiene en este barrio la gente: "Me encuentro muy a gusto. Es bonito y da tranquilidad conocer a todo el mundo. Trasladarse ahora sería como empezar de nuevo".


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