El crecimiento que se ha venido produciendo durante los últimos años en el puerto de Valencia respecto del tráfico de contenedores, mercancía general, coches y graneles sólidos está motivando una demanda creciente de las instalaciones en que se manipulan.

La necesidad de ampliar estas instalaciones ha fomentado una dura competencia por ocupar determinados muelles que, a corto plazo, no cubren las necesidades de espacio y de línea de atraque que el tráfico del puerto requerirá en el futuro si se cumplen las previsiones de crecimiento.

La concesión del Muelle de Costa otorgada a la firma Marítima Valenciana para la ampliación de la terminal de contenedores, ha generado ya incertidumbre entre las empresas que operan en este muelle el tráfico de coches. Ni Grimaldi Logística, operador del Grupo Fiat, manipulado por Valencia Terminal Europa, ni Ford España, cuyo operador es Bergé Marítima, prevén que se pueda establecer una alternativa viable y comparable, en condiciones similares, al citado muelle. Además de contemplar sus posibles crecimientos, ya que concretamente Grimaldi Logística está negociando con nuevas compañías de coches para importar sus modelos por nuestro puerto, lo que hace necesario más superficie y muelles.

Esta situación, que se pensaba que se podría solucionar con el traslado de los coches al llamado Muelle de Fangos, una vez terminada su construcción, utilizando el recinto para el vertido de fangos que se obtenían del dragado de la Dársena Sur, se vuelve a complicar.

Ahora el problema se ha planteado por la solicitud presentada por Mediterranean Shipping Company (MSC) ante la Autoridad Portuaria de Valencia con el fin de obtener una concesión, concretamente la del Muelle de Fangos, para montar su propia terminal de contenedores. Por si fuera poco, Marítima Valenciana ha solicitado esta misma instalación con tal de ampliar la Terminal de Contenedores.

Ante esta doble solicitud, la APV está analizando la posible reubicación del tráfico de coches. La alternativa es el Dique del Este, junto al que se podría obtener una superficie de relleno. Si, a pesar de no tener en cuenta la distancia entre los accesos al puerto y este dique, esta alternativa se mantuviera válida, quedaría aún por solucionar el problema de la polución que genera el Muelle Norte. La manipulación de mercancías a granel, como cemento y carbón que se lleva a cabo en este muelle, afectaría también a los coches.

Con el fin de solventar esta dificultad, se está estudiando trasladar el tráfico de graneles sólidos al puerto de Sagunto, donde sería necesario construir nuevas instalaciones. Estas obras requerirían varios años para su construcción.

A pesar de todo este conflicto de intereses, también se deben tomar en cuenta las necesidades futuras de las dos terminales polivalentes, operadas por TCV Stevedoring Company y Terminales del Turia, que ya ocupan todo el Muelle de Levante. Su ampliación pasaría por unir este muelle con el Muelle Norte, lo que supondría volver a plantear el traslado de los graneles sólidos. El problema actual que tiene la APV es este conflicto de intereses enfrentados, que debe intentar atender con eficacia para poder atender los diferentes tráficos en condiciones operativas y de calidad, con el fin de que no se desvíen hacia otros puertos.

En estos momentos, todas las empresas afectadas se encuentran a la espera de una solución al respecto, para poder planificar sus respectivas políticas, tanto operativas como inversoras.

Ahora, el plazo más corto para despejar la primera de estas incógnitas es la concesión del Muelle de Fangos, que no se conocerá hasta después del verano. Mientras tanto, no queda más remedio que esperar.