La cita electoral se acerca, parece que ha sido la campaña electoral más larga de la historia. Ha sobrado, como mínimo, la última semana, los partidos llevan medio año en la pre-precampaña, la precampaña y en la campaña.

No diré aquello que tanto se oye en estos días de “todos los políticos son iguales” o “todos dicen lo mismo”. Esta frase tan repetitiva sobra, porque ni todos los políticos son iguales, como ni todos los médicos son iguales, como ni todos los empresarios son iguales, como ni todos los trabajadores son iguales...

No todos somos iguales, porque todos somos diferentes, de ahí que ese lema que tanto invade nuestros bares sobra ya. Dicho esto, las elecciones se han reducido, muy a nuestro pesar, a un mano a mano entre Zapatero y Rajoy, una pena, una grandísima pena que el sistema electoral español maltrate, una vez más, a fuerzas políticas como Izquierda Unida, y premie a las mal llamadas fuerzas nacionalistas (porque digo yo, ¿porqué se les llama nacionalistas a los catalanes y vascos, y no a los nacionalistas españoles?, supongo que por intereses claro). Bueno, a lo que íbamos.

El domingo hay elecciones, y la mayoría sabe ya donde ir a votar y a quién votar, y si alguien no lo sabe, que vaya y, al menos, ponga en la papeleta eso de “todos los políticos son iguales”, o como un buen hombre hizo en su día “Yo voto a mi Luis” lo que le valió a su Luis la pérdida de las elecciones locales en un municipio de cuyo nombre no quiero acordarme.

Ya ves lo que a veces puede hacer un voto a pesar de la buena voluntad del hombre de querer votar a su hijo...