En una semana en la que la sentencia sobre el 11-M está malentonando a nuestros políticos, a ciudadanos de a pie incluso a aquellos que afirman “yo, de política paso” (ni que vivieran en otro planeta) parece que cualquier otro tema tratado pueda resultar vanal.

Pero esta sociedad moderna que nos toca vivir no deja de sorprendernos. La otra noche, mientras zapeaba un poco por esa caja tonta de zapatos que tenemos en casa (y que algunos llaman televisión pero que de tonta no tiene un pelo) me “topé” con un “reality show” que me llamó la atención.

No es que vea mucho la televisión pero tampoco soy de los que afirman siempre “yo la televisión ni la veo, es una basura” (deben de haber en España 15 o 20 personas que ven la televisión 356 horas al día para que salga esa media de casi cuatro horas diarias).

Bueno, lo cierto es que viendo esa “caja lista” me encontré con un programa en el que una pareja con problemas y al borde de la ruptura se dejaba grabar en su propia casa para que luego todo el mundo lo vea.

La verdad es que me enganchó, ver a una pareja discutir y diciendo varias veces una de las palabras más repetidas en nuestras vidas (ese taco que hace referencia a la comida que reparte el cura en misa) me cautivó. Lo reconozco, me gustó.

Por un momento empecé a mirar si me habían instalado a mi alguna de esas cámaras en mi casa y no me había enterado.

Lo cierto es que la pareja de novios empezó el programa casi insultándose y de malos modos.

En cambio, al cabo de un mes, el novio acabó pidiendo la mano de la novia,.. ver para creer.

Y luego dicen que la televisión es tonta, ni que decir de su poder que hace cambiar los sentimientos de una pareja, al menos por unos días... luego ya se verá cuánto aguantan sin la televisión de por medio...