Veintepies :: Inversión dolorosa

OPINION

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Inversión dolorosa
Avirul, 08/06/2007

En la vida a veces tenemos que hacer inversiones en muchos casos consistentes, que no es que no nos apetezca hacerlas es que la consecución de las mismas es un terrible sufrimiento.

Piensen un poco, y a ver si no es verdad lo caro que sale ir al especialista de cualquier tipo, por ejemplo por propia experiencia ir al oftalmólogo resulta harto costoso y doloso. Para empezar nada más entrar a la clínica ya te sientes como un conejillo de indias, asustados y melindrosos, nos van cambiando de sala en sala, a medida que nuestra capacidad visual se reduce prácticamente a cero, de manera que en la última sala lo mejor que nos puede pasar es que nos sentemos encima de alguien, con las manos llenas de gasas para secarnos la lágrima viva que llevamos puesta de tanto “toquitearnos” las bolitas de la cara.

Y de qué manera, “a ver abra los ojos que le vamos a echar unas gotitas”, (que escuecen como su metiésemos las niñas de los ojos en un salero), “pero ¡hombre! no cierre los ojos que caen fuera” (Ahí vamos a estar, ¿las reclutan de un campo de concentración o algo?), el caso es que en cuanto nos echan las gotas que escuecen sólo es el principio de nuestro suplicio porque a continuación nos harán toda clase de judirías que no le aguantaríamos a nadie en el mundo mundial y menos pagándole el pastón que le vamos a pagar a estos.

Nuestra salud mental acaba quebrándose cuando nos dicen que nos relajemos y coloquemos la barbilla y la frente y de repente si avisar una máquina nos suelta un bufido de 100 kilómetros hora directamente en el centro del ojo, que salimos disparados, y encima nos riñen como si tuviésemos cuatro años porque no han medido bien, pero bueno, qué miden con eso, ¿nuestra capacidad de reacción ante un tsunami?.

El caso es que cuando salimos de allí estamos muy desorientados, no vemos tres en un burro tanto necesitamos sogas y gente para coger un taxi, tenemos mucho menos dinero que cuando entramos allí y previo pago hemos consentido que unos señores muy asépticos nos arruinen un día de vacaciones, a fuerza de meternos aparatos en los ojos y hacernos sentir como imbéciles rotundos.


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