Estos días, los comentarios que circulan con respecto al acuerdo alcanzado entre las partes negociadoras sobre los puntos polémicos de la Ley de Puertos apuntan hacia una solución temporal.

Aunque la mayoría de rumores se encuentran impregnados de cierto optimismo, todos los implicados terminan reconociendo que se trata de un acuerdo temporal y que volverá a resurgir el enfrentamiento.

Esta duda sobre la viabilidad del acuerdo, sin profundizar sobre las decisiones en cuestión, y que nadie salvo los negociadores conoce, se sustenta en dos aspectos fundamentales: primero, la necesidad de pasar un periodo electoral sin problemas en los puertos, (recordemos que había una amenaza de huelga desde hoy al 2 de junio con paros en horas alternativas) y segundo, que, en la tramitación parlamentaria del proyecto, se acepte incluir los cambios aprobados vía enmiendas.

Acerca este acuerdo, que aún se ha hecho público oficialmente, todos albergan ciertas dudas, ya que las diferencias que existían entre Puertos del Estado y los representantes de ANESCO y Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar eran demasiado importantes como para que en un par de reuniones se hayan solucionado. Especialmente si tenemos en cuenta que, desde la elaboración del primer borrador del citado Anteproyecto de Ley de Puertos, presentado en noviembre de 2002, hasta el pasado mes de marzo, no se había alcanzado ningún tipo de acuerdo entre todas las partes. Por lo menos, que fuera oficialmente reconocido.

En el Congreso de Tráfico de Tarragona, celebrado a finales de marzo, se pudo comprobar que las diferencias entre las posiciones de cada una de las partes eran destacables. Unos defendían la tramitación del Proyecto de Ley, tal y como se encontraba redactado en el, al parecer, tercer borrados. Los otros, pos su parte, pedían que se retirara y que se esperara a la aprobación de la Directiva Europea sobre la Liberalización de los Servicios Portuarios.

Además, se expresaban en contra de la autoasistencia y de la limitación de la zona portuaria (Zona de Usos Portuarios).

Parece ser que finalmente la Ley estará supeditada a las decisiones que se tomen en Europa, contra las que sí podrían adoptar medidas de presión los trabajadores portuarios durante el periodo de tramitación oficial. De todas formas, debemos ser optimistas y dar un voto de confianza a todas las partes, con el fin de que la negociación del proyecto culmine con éxito y podamos pensar en el futuro con ilusión.

Ahora bien, si todo acontece tal y como se algunos comentan, se solucionarán los problemas a nivel nacional pero será necesario prestar una mayor atención a la situación de nuestro puerto. La solución aún no parece inmediata ya que cada parte, empresas y trabajadores, culpa a la otra de la situación actual.

Unos apuntan a falta de puntualidad y de productividad en el trabajo como elementos del conflicto, mientras que otros señalan la falta de medios (camiones y trastainers) y una deficiente gestión del patio de contenedores, además de la distancia entre el buque y las zonas más alejadas del patio de contenedores.

Esperamos que, con el análisis de procedimientos que se va a realizar y una buena predisposición de las partes que interviene para optimizar las operaciones, se puedan mejorar los rendimientos, principal problema de nuestro puerto en la actualidad. Además, está provocando el descontento y las protestas de los armadores, amén de que ya ha habido compañías que han elegido otro puerto para la escala de sus buques interoceánicos entre otros motivos.