Arroz con zanahoria
En toda España y especialmente en el Levante, somos capaces de cocinar arroz con, casi, cualquier ingrediente. Y más concretamente, en la Comunidad Valenciana, con mezclas absolutamente inimaginables, cuyo resultado es envidiado por los mejores chefs y países de este planeta. Sin embargo, lo del arroz con zanahoria que seguro, debe estar exquisito por sus ingredientes, es algo que no he probado en muchos años de fuego, mesa y cuchara de madera. Seguramente, porque es un plato típico de un gran país y de más grandes personas que lo habitan: Colombia. Y seguro que su combinación es perfecta, tanto como el país de donde es originario el arroz, al juntarlo con el país en el que, de manera legitima y temporal gobierna la zanahoria. En principio, el mundo pensaba que eran como siameses inseparables, condenados a entenderse, o al menos, es lo que parece que nos querían hacer pensar. Después de años de pacífica y tan admirada como envidiada cohabitación, los polos opuestos que se atraen habían dejado de hacerlo, quizás para abolir el mito de la creencia popular de que al ser tan diferentes se atraían, para pasar a ser y ejercer como opuestos, de verdad. Felizmente para algunas partes y desgraciadamente para otras, esto no era más que un efecto temporal de tomar decisiones con los órganos inadecuados del cuerpo humano.
Es decir, la proacción se toma con el cerebro, la acción también, con el cerebro y algún otro órgano cercano, y la reacción con los de cintura para abajo, lo que siempre nos lleva a mal traer, sin duda.
Y el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Después del off-shoring y la aparente nueva realidad del Covid 19, Occidente pensó que ya no necesitaba a Oriente y pensó que la decisión correcta era volver al near-shoring, como si esto se pudiera llevar a cabo con un simple chasquido de dedos. ¡Volvamos a la reindustrialización, ciudadanos, ¿Qué os parece? Bien, muy bien, gritaron con euforia. Siguiente pregunta, ¿quién quiere volver a trabajar en una factoría? Y el silencio se hizo dueño del auditorio. Reinas, Reyes, Válidos y Bufones pensaron que, si no podían por las buenas, sería por las malas, ergo vamos a sancionar lo que llegue y no sea "de casa", sin pensar que "el extranjero" algún blasón tendría lleno de polvo en el armario, en forma de "benjamines" para vender a bajo coste en el mercado con suelo de madera. Posteriormente con una poco profunda y menos larga reflexión, se decide hacer un "tiempo muerto" en esta partida del planeta, sobre el planeta y a costa del planeta. Todo para volver, más que presumiblemente, a los tiempos pasados que, parece, casi siempre son mejores. Cuestión distinta será lo que ocurra con el mal llamado viejo continente junto aquellos que lo delimitan al sur, al este y al medio este. "Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad". (Jean Paul Sartre)
(mrocher@operplus.com)