Después de las desbordantes muestras de alegría que experimentamos todos ante la designación de Valencia como sede para la celebración de la Copa América en su XXXII edición, en 2007, llega el momento de la serenidad y la reflexión para dirigir la enorme responsabilidad que va a suponer albergar esta competición.

La celebración en Valencia de la regata más importante del mundo va a suponer un enorme reto para la Autoridad Portuaria, como responsable de las infraestructuras, y para la comunidad portuaria, que se verá afectada en su labor diaria.

Los proyectos, sobre los que ya se especula en cuanto a su incidencia sobre las actuales instalaciones, van más allá de lo que hemos visto en las imágenes virtuales que se han publicado, que están centradas en la Dársena Interior, es decir, en el denominado Balcón al Mar. La ejecución de las obras que se ven en el plano virtual no representa ningún esfuerzo para la Autoridad Portuaria, ya que sólo supone la construcción de un canal nuevo entre la Dársena y la zona norte del puerto, el correspondiente traslado del actual puente que une los tranversales al nuevo canal y la unión de los mismos.

Además de estas obras, ahora hay que reajustar el trazado del Acceso Norte, pasando por debajo del citado canal para emerger en el Muelle de Levante y aquí es donde empieza a afectar a la actividad portuaria, ya que hay que destinar parte de la superficie ocupada por las mercancías para ubicar la rotonda que regule el tráfico rodado.

También se baraja la posibilidad de deviar el tráfico rodado que circula actualmente por la Dársena Interior por encima de los dos transversales, una vez unidos. Esto supone que no se construya el túnel por debajo de los mismos. Pero lo más preocupante, ante lo ajustadas que están las instalaciones porturias, sería destinar parte del muelle de Levante para la ampliación de la zona dedicada al tráfico de curceros, al dirigir las embarcaciones de recreo a la Dársena Interior.

Todo esto, con las molestias que supone la ejecución de las obras, es lo que pondrá a prueba a la comunidad portuaria, tanto a la hora de intentar evitar que las obras afecten a la operativa portuaria como en poder compaginar ambas situaciones. De todas formas, considero que las ventajas que aportará a la ciudad de Valencia y a sus habitantes, así como a la internacionalización del puerto de Valencia son muy superiores a los problemas señalados, que afectarán a una parte nada más y puede que generen problemas.

La Copa América supone el espaldarazo internacional del puerto de Valencia, que ya tuvo su primer eco internacional cuando Evergreen Line, en 1984, eligió Valencia como puerto base en el Mediterráneo. Esta elección provocó que todas las grandes navieras y mucho más las pequeñas se fijaran en el puerto de Valencia. A partir de aquí se puede decir que empezó la evolución del tráfico de contenedores hasta llegar a ser el primer puerto del Mediterráneo en tráfico de contenedores en importación y exportación.

Ahora, esta promoción internacional puede incrementar la actividad del puerto, convirtiéndolo en una de las principales plataformas logísticas o centro nodal del Mediterráneo, que es el gran reto de los puertos hoy en día y que espero que se consiga. Ahora tenemos cuatro años para rentabilizar esta situación.

Otras ventajas adicionales de esta nominación serán las mejoras en infraestructuras, de urbanización de la zona, de construcción de nuevas instalaciones y, en resumen, de mejoras del nivel de vida para todos los ciudadanos de la zona, que en los últimos años han visto deteriorarse el barrio y para los propios profesionales del sector, que acudimos al puesto de trabajo diariamente, amén de las revalorizaciones de los pisos de oficinas, que verán incrementada la demanda. Felicidades y suerte para todos.