En este marco, ayer se celebró una mesa redonda sobre el posicionamiento geoestratégico de la Comunidad Valenciana en la que participaron Pedro Coca, presidente de la Asociación de Empresas Ferroviarias, Josep Vicent Boira, secretario autonómico de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, Rafael Milla, presidente del Grupo Raminatrans, y Jorge Alonso, presidente del Grupo Alonso.

Pedro Coca moderó las intervenciones de Josep Vicent Boira, Jorge Alonso y Rafael Milla

Boira reconoció que la envidiable posición estratégica de la Comunidad Valenciana la convierte en un espacio de por sí atractivo para el desarrollo logístico, pero también insistió en que esta ventaja competitiva no significa nada si no va acompañada de una serie de proyectos y acciones que impulsen la inversión y el interés de las empresas. En relación al Corredor Mediterráneo el secretario autonómico explicó que no se trata sólo de reclamar el tren sino que es imprescindible promover la conectividad, de manera que se debe impulsar el segundo paso:
“Hay que desarrollar una agenda que complemente la posición geoestratégica de la Comunidad Valenciana”. En este sentido, abogó por realizar un análisis de base que recoja las fortalezas del territorio y ejecutar a partir de ahí los proyectos que la demanda aconseje. “Estamos en el mapa; ahora hagamos los deberes”, apuntó.

Por su parte, Jorge Alonso explicó que el grupo que dirige sí tiene la vista puesta en la Comunidad Valenciana pero siempre desde un punto de vista global y aseguró que la región ha acusado en muchas ocasiones la mala costumbre de “mirarse el ombligo”. Para la compañía, intermodalidad, reducción de costes y reducción de las emisiones contaminantes (con el objetivo de reducirlas a cero en el año 2025) son objetivos que tienen el mismo peso dentro de su estrategia empresarial.

Asistentes al debate sobre el posicionamiento geoestratégico de la Comunidad Valenciana

Jorge Alonso defendió la intermodalidad como la única vía de crecimiento pero aseguró que hay un mal entendimiento del ferrocarril, que se continúa tratando como un camión y no como un buque, que sería lo idóneo. “Debemos mover trenes multiproducto, multicliente y canalizarlos y para ello hace falta una columna vertebral informática”, continuó. Además, Alonso apostó por realizar plataformas intermodales en toda la Península Ibérica y reiteró la necesidad de no recrearse en los logros, ya que “la cadena logística es tan fuerte como el eslabón más débil”.

“Sin el apoyo público no sirve de nada el avance del capital privado”, argumentó, animando a un mayor diálogo y consenso entre ambas partes para evitar estrategias que no sean acordes con las verdaderas necesidades empresariales.

Rafael Milla apuntó algunas de las cifras que convierten a la Comunidad Valenciana en un emplazamiento excelente para la logística: por ella pasan el 60% de los contenedores del área mediterránea y se gestiona el 38% del tráfico de import-export de contenedores, además de disponer del mayor hinterland de la Península y un foreland como más de cien puertos. Sin embargo, Milla señaló que “falta suelo logístico disponible”. “Sin espacio, no habrá industrias”, resaltó el presidente de Raminatrans, que indicó que en la Comunidad Valenciana nunca ha habido suelo para logística, aunque sí para la industria, lo que ha provocado que algunos proyectos se desvíen a otras regiones.

Por su parte, Boira aludió a algunas de las acciones que se están desarrollando desde la Generalitat, que ha encargado un estudio logístico para planificar a medio y largo plazo la estrategia logística de la comunidad. Aludió al desbloqueo de Fuente San Luis, los avances de la plataforma intermodal de Castellón y los éxitos cosechados finalmente por Parc Sagunt, ejemplos del nuevo modelo de infraestructuras valenciano.

Alonso recogió estos proyectos como imprescindibles pero le reclamó al secretario autonómico una mayor coordinación entre la parte pública y privada y pidió que se cuente más con las empresas, con una mayor coherencia en los planes de desarrollo.

Algo más moderado se mostró Rafael Milla, que reconoció que muchas cosas se están haciendo bien, aunque pidió una mayor agilidad en los proyecto que se identifiquen claramente aquellos servicios que impiden una mayor competitividad, como podrían ser el PIF o Sanidad. También abogó por el diálogo y la cooperación, no sólo entre la administración y las empresas, sino también entre las propias compañías, aprovechando sus fortalezas.