Intermed apuesta por una redistribución de los tráficos entre Far East y Europa
La asociación Intermed, integrada por los puertos de Barcelona, Marsella y Génova, defendió esta semana en el Parlamento Europeo el potencial de los puertos mediterráneos para lograr una logística europea más equilibrada y sostenible.
El presidente de la asociación, Jean-Claude Terrier, presentó el lunes pasado la ponencia “El rol de los puertos del Mediterráneo para alcanzar una red de transportes y una logística europea más sostenible y eficiente” ante representantes de la Dirección General de Movilidad y Transporte de la Unión Europea y miembros del Comité de Transportes del Parlamento Europeo. Por parte del Puerto de Barcelona participó el subdirector general de Estrategia y Comercial, Santiago Garcia-Milà. En representación del puerto de Génova asistió el secretario general, Giovanni Battista de Aste.
Según los datos aportados por Intermed, durante los últimos años se ha producido un significativo incremento del tráfico de contenedores en la ruta Extremo Oriente-Europa. Este flujo de comercio internacional (de más de 19 millones de TEUs al año) es canalizado en un 75% por los puertos del norte de Europa, como Rotterdam, Amberes y Hamburgo. Esta situación reduce la eficacia y la sostenibilidad del sistema de transporte europeo y, a largo plazo, perjudica la competitividad de la economía europea. “Si no corregimos este desequilibrio, la Unión Europea fracasará en su objetivo de reducir en un 60% las emisiones contaminantes, tal como establece el Libro Blanco de Transportes”, declaró el presidente de Intermed.
Varias razones económicas, logísticas y medioambientales indican que una proporción significativa del flujo comercial procedente de Extremo Oriente se puede vehicular por los puertos del Mediterráneo. De acuerdo con los estudios elaborados por Intermed, si no se toman medidas y se mantiene el sistema actual, las emisiones de dióxido de carbono que genera el tráfico entre Asia y Europa se incrementarán en un 199% en los próximos diez años.
En cambio, si las infraestructuras del sur de Europa se convierten en una verdadera alternativa para estos flujos de carga, el incremento sólo será del 47%.