Renfe adjudica a Talgo y Bombardier la fabricación de 44 cabezas tractoras eléctricas
Esta inversión forma parte del Plan de Infraestructuras del Transporte (PIT) 2000-2007 del Ministerio de Fomento y la inversión total supera los 185 millones de euros.
El Consejo de Administración de Renfe ha adjudicado al consorcio formado por las empresas Talgo y Bombardier la fabricación de 44 cabezas tractoras eléctricas de ancho variable. El montante de esta adjudicación asciende a 187,75 millones de euros.
Las 44 cabezas tractoras, que empezarán a recibirse a partir de finales de 2005, se utilizarán para convertir las 22 composiciones remolcadas, fabricadas por Talgo, con que Renfe cuenta en la actualidad en otros tantos trenes autopropulsados de ancho variable capaces de circular en las líneas de alta velocidad a velocidades de hasta 250 kilómetros por hora.
Esta inversión forma parte del Plan de Infraestructuras del Transporte, PIT, 2000-2007 del Ministerio de Fomento, que prevé el desarrollo de una red de 7.500 kilómetros de líneas de alta velocidad, por las que podrá circular este material.
Estas 22 composiciones Talgo con que cuenta Renfe ahora son remolcadas por locomotoras de ancho fijo, tanto en las vías de alta velocidad como en las líneas convencionales, por lo que necesitan dos locomotoras diferentes, una para cada tipo de vía. El objeto del concurso convocado por Renfe fue contar con cabezas semimotrices que pudieran remolcar estas composiciones y dotarlas de una tracción específica, para poder alcanzar los 250 kilómetros por hora de velocidad punta.
Con esta decisión, el Consejo de Administración de Renfe culmina el proceso que inició en el verano de 2002, con la convocatoria del concurso por el que manifestaron su interés, además de Talgo-Bombardier, las empresas CAF y Siemens, aunque finalmente esta última no llegó a presentar la oferta.
Tras un largo proceso, la empresa ha decidido la adjudicación del concurso a la oferta que estaba mejor valorada técnicamente desde el primer momento, aunque en unas condiciones, esto es entre otros, el precio, garantías de integración o la compatibilidad, que Renfe ha considerado imprescindibles para configurar el producto que pretendía. Estos 22 trenes autopropulsados eléctricos de ancho variable se sumarán a los 12 que Renfe ya contrató en diciembre 2001 con el consorcio formado por las empresas CAF y Alstom.