¿Por qué exportar a Europa del Este?
La zona este de la Unión Europea está formada por diversos países, algunos de ellos relativamente jóvenes, y otros cuentan con una larga historia como naciones escindidas de otros territorios. La mayoría de estas regiones cuentan con un pasado comunista reciente, por lo que su evolución hacia una economía de libre mercado ha aumentado la demanda de nuevos servicios.

La región de Europa Oriental o Europa del Este está formada por 22 países, entre los que se cuentan: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bulgaria, Eslovaquia, Georgia, Hungría, Moldavia, Polonia, República Checa, Rumania, Rusia y Ucrania.

La cultura y el idioma pueden parecer los principales factores para descartar estos territorios en una estrategia de exportación. No obstante, se trata de países bien conectados con la península ibérica, con una gran estabilidad política a causa de sus recientes transiciones hacia democracias modernas, y con mucho potencial de crecimiento debido a su salida histórica del comunismo.

¿Cuáles son las principales ventajas de exportar a los países de Europa del Este? Costes salariales menores
Esta región se caracteriza por tener una masa laboral altamente cualificada, con perfiles principalmente técnicos y un sistema educativo universal y de calidad. Además, sus salarios mínimos son los más bajos de la Unión Europa: la mayoría rondan entre los 500€ y los 300€ mensuales a excepción de Moldavia, que en 2019 contaba con un salario mínimo interprofesional de 51,2€.

Buena conexión con España
Gracias a la red de trenes y carreteras europeas, y a los acuerdos de libre mercado proporcionados por el espacio Schengen, las conexiones con los países de Europa del Este son magníficas. Además, los bienes exportados carecen de aranceles ya que se mueven dentro del mercado común europeo.

Localización estratégica
Situado en el extremo este de Europa, el enclave geográfico de esta región se puede considerar clave en su conexión con Rusia y China. Iniciar negocios en cualquiera de estas regiones podría suponer una facilidad futura a la hora de expandir sus exportaciones más allá de la Unión Europea.

Alta industrialización
Desde que Volkswagen abriera su primera fábrica en Eslovaquia en 1991, otras dos grandes multinacionales del sector se han instalado en el país. Estos movimientos han convertido a la región de Europa Oriental en una de las más atractivas para la deslocalización industrial, que sumado a los bajos costes salariales y la alta cualificación de sus trabajadores, convierten la zona en un atractivo industrial para inversiones extranjeras.

Consumo creciente
La clase media de esta zona de Europa ha triplicado su tamaño en poco más de una década.

Después de una etapa histórica llena de turbulencias en los años noventa, la estabilidad política y la rápida evolución de estas economías hacía el libre mercado y los sistemas democráticos, han incrementado la demanda de nuevos productos y servicios.

Ventajas fiscales
Los gobiernos de estos países facilitan la inversión extranjera a través de ventajas fiscales y ayudas económicas a la industrialización. Por ejemplo, Bulgaria posee una legislación fiscal muy atractiva para los inversores de países de la Unión Europea (el impuesto de sociedades tiene un tipo fijo del 10%), dispone de una red de agencias públicas para ayudar a las empresas que quieran instalarse en su país, y ofrecen ventajas para la adquisición de terrenos.

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