La economía de Tailandia ya no depende en exclusiva de la agricultura como en el pasado.

Ahora, tanto su Gobierno, a través de incentivos fiscales, como sus empresarios, apuestan por el desarrollo de varias áreas industriales: la agroindustria y la industria automotriz, el reciclaje y aprovechamiento de residuos industriales y urbanos, la biotecnología, el desarrollo de materiales cerámicos de alta tecnología, la implementación de energías alternativas y el desarrollo de software.

La ubicación de Tailandia, en el centro de Asia, convierte al país en la puerta de acceso al mercado Asean (Asociación de Naciones del Sureste Asiático), un área económica que cuenta con 560 millones de habitantes y cuyo producto interior bruto (PIB) de los cinco socios más avanzados que lo componen, Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia y Filipinas, es superior al de India.

El país asiático es el tercer país del continente en donde es más sencillo hacer negocios, por detrás de Singapur y Hong Kong, primero y segundo de la zona, respectivamente, según indica el Índice de facilidad para hacer negocios.

El Board of Investment (BOI) ofrece a las empresas inversoras incentivos impositivos para proyectos sostenibles que se desarrollen entre 2010 y 2012. Algunos de ellos son: exención de aranceles de imposición para la maquinaria, exención de Impuesto de Sociedades durante un periodo de 3 a 8 años dependiendo de la actividad del negocio o la reducción en un 50% en el Impuesto de Sociedades durante los 5 años siguientes al término del periodo de exención.

Entre los años 1970 y 2011, España ha invertido 790,4 millones de euros en 21 proyectos en Tailandia. En concreto, estos proyectos se centran en los sectores de: productos minerales y cerámicos (dos proyectos), textiles (tres), maquinaria y productos metálicos (siete), productos electrónicos y eléctricos (dos), productos químicos y papel (dos) y servicios (cinco).