El concepto de Capitán y su evolución
Jorge Selma, 21/04/2004
Entre el personal auxiliar con que cuenta el naviero para la explotación de su empresa figura en destacado lugar la figura del Capitán; esto es, la persona que en posesión del título correspondiente y con la capacidad legal exigida desempeña a bordo la jefatura suprema de la nave con todas las facultades obligaciones y responsabilidades anejas al mando y dirección de la misma.
Su regulación se encuentra diseminada en multitud de disposiciones legales, dada la complejidad de su carácter y diversidad de funciones que le están atribuidas al encarnar, por necesidad, facultades que en cualquier otra actividad corresponden a distintas personas.
La figura del Capitán encierra tal conjunto de atribuciones y subsiguientes facultades y deberes que difícilmente podrán encontrarse en otro profesional cualquiera. Una idea de su importancia nos la da ya las distintas denominaciones que este cargo ha tenido a través de los tiempos y en los distintos países. En Roma se le denomina “Magíster navis”; “Senyor de la nau”, en nuestro Libro del Consulado del Mar; los ingleses le califican de “Master under God” y “Maitre aprés Dieu du navire” los franceses. La misma denominación de “Capitán “ con que nosotros le conocemos – deriva del latín “caput, capitis” (cabeza) – expresa el carácter preeminente que siempre se le otorgó en todo tiempo y lugar.
Ante todo, el Capitán es un técnico, y como tal le corresponde la dirección de la nave a través de los mares para alcanzar el puerto o puertos de destino. Los adelantos modernos y el incesante avance de la ciencia hace que cada día se exijan más vastos conocimiento al Capitán, al que naturalmente, se exige una mayor preparación, una más perfecta formación y nos conocimientos más profundos de cuantas materias abarca su actividad profesional, cada vez más compleja y de mayor relieve e importancia.
Pero si importante es su carácter técnico, no lo es menos su aspecto jurídico. El conocimiento del Derecho Marítimo en todas sus ramas es imprescindible para el Capitán, que también tiene que navegar a través de sus normas y guiarse por los destellos de sus disposiciones en las múltiples, diversas y heterogéneas facetas de su actividad.
Así, el mando que ostenta el Capitán envuelve no sólo la dirección técnica de la navegación, sino que lleva consigo la facultad de organizar los servicios y el trabajo a bordo y la de mantener la disciplina entre la dotación y el pasaje, velando por el orden en el buque de su mando, interponiendo sanciones y adoptando en fín, cuantas medidas estime apropiadas y pertinentes, sobre todo en momentos de peligro.
Ahora bien, el cargo de Capitán no ha tenido siempre el mismo contenido, sino que ha sufrido una evolución paralela a los avances de la técnica, a los grandes descubrimientos geográficos y a las nuevas modalidades del tráfico comercial. Así el profesor Garrigues, expone su evolución diciendo que el Capitán, originariamente, solía ser uno de los copropietarios de la nave, y más tarde, aún no siendo condueño, lleva una participación en las ganancias del negocio marítimo, y su condición de representante del naviero no le impide realizar negocios por cuenta propia, mientras que hoy en día se ha convertido en un simple asalariado del naviero, pasando a ser exclusivamente el director técnico de la navegación.