Puede suceder que una vez iniciado el transporte terrestre de las mercancías no pueda cumplirse el contrato por causas ajenas al transportista (véase carreteras cortadas por nieve, huelgas que impidan el paso, etc..)

En estos casos el porteador cumplirá con su obligación comunicando al cargador tales sucesos que le impiden finalizar el porte y solicitará instrucciones al efecto.

Si el porteador no recibió instrucciones, bien por que el cargador no esta localizable, bien porque el cargador no responde, o se desentiende del tema, entonces el porteador tiene el derecho de decidir que posición tomar, y que hacer con las mercancías.

Siempre que la decisión que tome sea razonable y adecuada no tendrá ninguna responsabilidad y estara libre de cualquier reclamación del cargador o del destinatario.

Entre las medidas que pueda tomar, están ya no solo el restituir la mercancía al lugar de origen sino también almacenarlas en lugar seguro o continuar el viaje en condiciones o rutas diferentes.

Ahora bien, todos los gastos que tenga que soportar el porteador, ya no solo por solicitar instrucciones, sino también por adoptar las medida que estimen oportunas para salvaguardar la mercancía, serán por cuenta del cargador o receptor.

Si pese a adoptar las medidas oportunas, siguiera existiendo riesgo de que la mercancía pudiera sufrir daños graves o la perdida de la misma, el porteador tendrá que volver a comunicarlo al cargador e instarle a que le de instrucciones acerca de las medidas a tomar.

Si llegado el caso, y no recibiera instrucciones, o bien la mercancía por su naturaleza perecedera, o su estado no puede conservarse, el porteador tendrá derecho a proceder a la venta de la mercancía sin esperar a recibir instrucciones.

Con lo que se obtenga de la venta, el porteador se podrá cobrar el precio del transporte y de los gastos que haya soportado y con el sobrante deberá entregarlo al cargador.

Jorge Selma
Socio fundador del Gabinete Jurídico Selma & Illueca, Abogados, especialistas en Transporte