Veintepies :: Chameleon adaptation

OPINION

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Veintepies : Opinión
      

Chameleon adaptation
F. Miguel Rocher
Managing Director
Insurance Team & Claims (ITC)
Customs Legal Consultant Operplus
VM, 08/10/2020

La capacidad de cambiar de tamaño, color, forma, adaptándose a cada circunstancia y saber lo que hay que hacer, cuando no se sabe lo que hay que hacer, concede a los empresarios españoles un puesto, de pleno derecho, en la élite mundial. Según datos de comercio declarado en Aduanas, las exportaciones en julio superaron en un 3.3% las del mes anterior, siendo esa la tónica de los últimos tres meses. En los siete primeros meses de 2020 la exportación alcanzó el -14.6% comparado con el mismo periodo de 2019. También ha bajado la importación un 18.2%, llegando muy cerca de equilibrar la balanza de pagos Import/Export (94.9%). No hay nada que motive más al tejido empresarial español que las adversidades, como la que estamos viviendo este año o como la que vivimos con la crisis de 2008, donde el volumen de exportación comenzó a crecer como no lo había hecho desde mucho tiempo atrás.

Aunque, en el momento en el que comenzó a vislumbrarse la primera luz, empezó a ralentizarse, para acabar bajando esa potencia exportadora. El mercado interno empezaba a demandar producto, y claro, es más fácil vender en casa que fuera. En cuanto podemos, bajamos la guardia. Esa facilidad de adaptación camaleónica, con una dosis insuficiente de constancia, va a venir del origen latino, fenicio, de Hispania. Solo que ahora ese esfuerzo que, sin duda alguna, está acometiendo el tejido empresarial de nuestro país, debe volver a llegar para quedarse, pasando a ser un "además de" en lugar de ser un "en vez de". Una vez que salimos de la zona de confort, mejor no volver a entrar y así no tendremos que volver a salir.

Por supuesto que el consumo interno va a volver a despegar, aunque deba pasar un periodo más largo de lo deseado, pero eso no nos puede hacer olvidar que la exportación es la que tira del PIB y por ende del estado del bienestar. Claro que las importaciones han bajado, pero como consecuencia también de la bajada de la demanda interna. Una empresa dedicada a la importación que dobla su volumen de un año para otro, no incrementa sus recursos humanos en el mismo porcentaje que una empresa que fabrica y exporta. La proporción, en mi opinión, será de tres a uno. No debemos mirarnos en el modelo de China, o sí, porque ha decidido dar un giro hacia adentro para minimizar su dependencia de consumo de productos del exterior, reduciendo el volumen de sus compras produciendo esos artículos en su país. Pero eso sí, con un ojo puesto en las exportaciones, tanto que ya han recuperado los niveles previos a la crisis generada por un microscópico ser vivo que tiene en jaque a este planeta y que al parecer "milagrosamente" ha pasado de puntillas por ese gran país. Por otra parte, no parecen muy reales las expectativas de los líderes europeos, cuando abogaban el pasado mes de marzo por favorecer la producción de determinados bienes de consumo y equipo para reducir el consumo proveniente del exterior, concretamente de China. Y en mi opinión, es poco probable por dos razones principales. La primera es la diferencia salarial entre Europa y China, incluso hasta Europa del Este está recuperando los niveles de retribución acercándose más a los de la UE que a los de China, por lo que, a la hora de hacer el escandallo de costes, la mano de obra pesa mucho. Y vaya por delante que ninguno queremos pagar más por lo mismo, ni cobrar menos por el mismo trabajo. La segunda razón es la fortaleza del euro y su apreciación, que no ayuda, tirando de la inflación hacia abajo, camino de convertirla en deflación. En síntesis, tomar tierra y hacer lo que mejor sabemos hacer en este país, que es salir siempre adelante, con las preocupaciones sanitarias adecuadas, para impedir que bicho alguno nos robe la savia. "Ponte frente al sol y la sombra quedará detrás" (All Blacks).


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