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Corridas Falleras
Apreciación errónea la del lector que, conociendo mi afición taurina, espere en este caso un comentario de toros y toreros; de pitos y palmas; de orejas y rabo; de naturales o de ayudados por alto.
No. En las Fallas que han concluido no han sido precisamente las taurinas, las corridas que han despertado en mí mayor interés.
La alternativa y su confirmación, todo a un tiempo, de José Luis Rodríguez Zapatero el pasado 14 de Marzo ha producido corridas, sin ápice de maledicencia, de enorme curiosidad. Corridas a la calle Blanquerias, plano de Valencia incluido, de muchos que perdieron el calendario en la calle Albacete. Corridas al Corte Ingles, aprovechando que ya es primavera, para cambiar el azul por el rojo. Corridas en pos del abrazo fraterno. Corridas al teléfono, reafirmando y justificando por obediencia debida. Corridas al restaurante habitual a reservar un buena mesa para los, hasta ahora, no habituales. Corridas para revender las raquetas de "paddle" y los monos de ski. Corridas para anular el alquiler de la casa en la playa. Corridas para que algún benefactor, todavía en activo, nos cambie el coche oficial por un modesto utilitario que gaste poco. Corridas al modisto anulando el traje que hubiera lucido en la boda real. Corridas enviando mensajes y mensajeros a Madrid, Gijón, Barcelona o Santander. Corridas a la cocina para cortarle el cuello al gallo que no solo ha cantado tres veces, es que no ha parado de cantar. En fin. Se acabo la Feria como no podía ser de otra manera: Con el maestro Ponce dando lecciones de torería. Los demás, recuperando el pulso y alguno dispuesto a administrar nuestro dinero. Eso es lo más preocupante. |
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