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Preparación para una travesía
Aunque se puede iniciar una travesía sin haber hecho un plan previo, desde luego no es recomendable.
Como mínimo, es casi seguro que será una travesía ineficaz, y en el peor de los casos puede poner en peligro nuestro barco, a nuestros tripulantes y a nosotros mismos.
Por laboriosa que parezca, la planificación rendirá sus frutos durante la travesía. La mayoría de las personas sólo tienen un tiempo limitado que dedicar a la navegación, y por tanto es lógico aprovechar ese tiempo del modo más eficaz posible. Cuando iniciamos, un crucero -una serie de travesías a los largo de varios días o más- es fundamental dedicar primero algún tiempo en tierra a planificar el viaje, para tener después más tiempo a bordo para dedicarlo a la navegación en sí. El trabajo reposado en casa ayuda también a reducir las posibilidades de cometer equivocaciones. Muchos barcos pequeños navegan con una tripulación familiar en la que el patrón es también el navegante. En tales circunstancias, es fundamental para él reducir la tarea de navegación todo lo posible, para poder desempeñar su función como patrón con eficacia y seguridad, y para poder disfrutar también él todo lo posible del crucero. En cualquier puerto es frecuente ver llegar un pequeño barco al mando de un exhausto e irritable patrón-navegante, con una sombría y resentida familia como tripulación. |
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