El año cero empezó el pasado martes con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. Son tantas las expectativas puestas sobre él que seguro que no las cumple todas. Parece ser que vemos tan mal la situación económica que nos agarramos a un clavo aridendo. Nadie nunca había despertado tantas expectativas. De momento, poco podemos decir de él salvo su discurso inaugural, en el que por cierto no hizo mención de las atrocidades que se están produciendo en Israel, el país amigo de EE.UU. ¿Será Obama más de lo mismo? Siendo optimistas, si hacemos caso a su primer discurso cambiarán muchas cosas.

Ni tanto ni tan poco. Ni este señor va a cambiar tanto las cosas ni vamos a ir a la ruina total, o eso esperamos todos.

Lo que sí está claro es que los responsables de esta crisis mundial no han sido identificados, porque alguien tendrá su parte de culpa, o los dirigentes del Banco Mundial, o los del Fondo Monetario Internacional, o los del Banco Central Europeo, alguien. Sólo por lo que cobran y por lo poco que han hecho ya deberían ser juzgados. ¿Cuantos presos están en la cárcel por menos? Apuesto a que más de uno.

Huyendo de la demagogia barata lo que sí está claro es que a pesar de la crisis pocos están
bajando su ritmo de vida. Estamos demasiado bien acostumbrados y será difícil que cambie salvo catástrofe nacional. ¿Alguien se ve volviendo al campo a trabajar como hace cuarenta años? No será tan drástica la situación...