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Viernes, 12 de septiembre de 2025


Hanjin Shipping recupera el contenedor incautado hace dos años por la Aduana Marítima
VM, 03/07/2003

La naviera Hanjin Shipping, cuyo representante en Valencia es la firma ISAMAR, recuperó ayer el contenedor, que hace dos años fue confiscado por la Aduana Marítima de Valencia, al transportar 14.000 kilos de coral azul, especie marina protegida, amparada por la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, más conocida como el "Tratado de Washington".

Los hechos ocurrieron el 29 de diciembre de 2001 cuando el personal de la Aduana Marítima de Valencia descubrió en un contenedor procedente de Filipinas un total de 14.000 kilos de coral azul, que iba a ser vendido ilegalmente en España, además de 788 conchas bivalvas de dos especies marinas también protegidas.

El personal de la Aduana, con el que colaboró el Centro de Asistencia Técnica e Inspección de Comercio Exterior de Valencia (Soivre), descubrió esta "operación de contrabando de especies marinas protegidas" cuando varios agentes realizaban una inspección rutinaria del contenedor.

Inspección de la mercancía
La carga declarada de este contenedor eran conchas marinas de especies no protegidas procedentes de Filipinas, pero al efectuar la inspección los funcionarios pudieron comprobar que el contenido no coincidía con la declaración oficial, ya que tras las primeras filas de cajas fueron descubiertos los ejemplares protegidos.

Ayer por la mañana se vació el contenedor, que ha estado durante casi dos años retenido por la Aduana y cuya mercancía, de momento, permanecerá en el depósito aduanero ubicado en el Espigón del Turia, a la espera una resolución de la autoridad judicial.

Al parecer, el Oceanográfico de Valencia se ha interesado por este coral azul incautado que podría utilizarse como elemento natural y decorativo para el recinto valenciano.

El CITES
El 28 de agosto de 1986 España se adhiere al convenio CITES que tiene como objetivo establecer un acuerdo comercial que asegure el control sobre la explotación de la flora y fauna del planeta.

Cuando el país de origen no pertenece al convenio, como es el caso de Filipinas, necesita un certificado para la exportación de estas especies protegidas a través del cual los países adscritos al Tratado de Washington pueden controlar su comercio y evitar que determinados países exóticos se conviertan en expoliadores de su propia riqueza natural.