El prestigioso Financial Times ha dado credibilidad al rumor: Posible OPA de Pepsico sobre Danone. La reacción del Gobierno Francés ha sido la siguiente: "El primer ministro, Dominique de Villepin, calificó a Danone como "joya" de la industria nacional y avisó de que su ejecutivo hará todo lo posible para que Danone mantenga su identidad nacional.

En este mismo sentido, Jean-Louis Borloo, ministro galo de Empleo y Cohesión, subrayó la importancia que Danone tiene sobre el empleo y la ordenación del territorio en Francia".

Mientras el poder político habla, la cotización bursátil de Danone acumula una revalorización del 15% en los últimos díez días, llegando a un valor de 23.000 millones de euros. Por cierto, Pepsico supera los 75.000 millones de euros. Y como si se tratara del fichaje de Ronaldhino al Real Madrid, también han aparecido otros posibles compradores: Nestlé y Coca Cola. El funcionamiento de las grandes corporaciones industriales o multinacionales desde hace decenios está lejos de ser controlado por los respectivos gobiernos occidentales. ¡Cuando habla el capital, todos callan¡.

Los procesos de concentración intercontinentales continúan en cada uno de los sectores. Por ejemplo, el BBVA quiere crecer en Italia con la compra de la Banca Nazionales del Lavoro, a pesar de las múltiples trabas institucionales y de las últimas contraofertas. Telefónica aterriza en China de forma definitiva tras el viaje de nuestro presidente del Gobierno. Los negocios de electricidad, gas natural, comunicaciones e Internet tienden a unificarse en una misma oferta.

Las grandes constructoras y grupos inmobiliarios miran hacia el estratégico sector logístico. En fin, ¿se imagina un mundo con un solo proveedor para cada producto?, es decir, una legión de monopolios.

En este macroescenario empresarial, que al margen de la coyuntural acción política, se mueve a su antojo tenemos que preguntarnos por el presente y futuro rol de las pequeñas y medianas empresas. Las grandes olvidadas de los medios de comunicación, de los consumidores, de los sindicatos, de las patronales, de los políticos…Y resultan que están ahí, en cada esquina, en cada servicio doméstico, en cada crisis para sacar a las grandes multinacionales de los apuros puntuales.

Sin embargo, la pyme debe aspirar tener un papel protagonista en la economía social de cada país. Y no sólo me refiero a la pequeña empresa que tiene una idea empresarial brillante o que ha crecido tanto que ya no es una pyme. La Lupa se pone sobre esa red "invisible" de espíritus empresariales que sustentan el cuerpo de un municipio, de una comunidad, de una nación. Profesionales llenos de entusiasmos que un excelente día se decidieron a vivir de sí mismos, de su ilusión, de su trabajo, desterrando la comodidad oxidante de una nómina. La creatividad de estas personas es el mejor potencial a incentivar, subvencionar y promover nacional e internacionalmente. Una gestión empresarial brillante en Alicante, de cualquier negocio, se puede trasladar a Europa o cualquier zona estratégica. Tan fácil como contactos con sus semejantes en los países objetivo. Las alianzas, las franquicias, las joint-venture, los acuerdos son una forma de ser competitivos frente al resto del mundo. Los retos y las ambiciones sólo necesitan un número de teléfono y una traductora. Nada es imposible. La pregunta típica de: ¿Qué mueve el planeta Tierra?. La respuesta tradicional es la fuerza del amor. Yo estoy convencido de que es la energía eléctrica. ¡Hagamos negocios, lejos de las emociones y las pasiones, o llegará el día que Danone deje de ser francesa!