Con ocasión del incidente ocurrido en la madrugada del día 23 de junio de 2005, relativo al incendio del vehículo de un inspector de muelle de SEVASA y una pintada intimidatoria en las proximidades de su domicilio particular, el Consejo de Administración de la Sociedad Estatal de Estiba y Desestiba del puerto de Valencia (SEVASA) en la sesión celebrada en la tarde del jueves acordó hacer pública la siguiente manifestación:

El Consejo de Administración condena enérgicamente y manifiesta su total repulsa a las actuaciones que, como la acaecida, recurren al uso de la fuerza y la amenaza con el objeto de violentar la libertad en el desempeño de las labores profesionales de la competencia y responsabilidad de un trabajador de la sociedad.

Estas actuaciones descalifican por sí mismas a quienes las practican y de ellas se ha dado traslado a las autoridades competentes para la adopción de las medidas que pudieran corresponder.

Asimismo el Consejo de Administración, en el ámbito de sus competencias, promoverá las iniciativas necesarias para evitar la repetición de hechos tan lamentables y para garantizar el desarrollo del trabajo del personal de la sociedad en las máximas condiciones de respeto y dignidad.

El Consejo de Administración manifiesta su apoyo a todo el personal y, en este caso, especialmente al personal de administración al que pertenece el tarbjador y a él mismo, reiteando, de forma explícita, su reconocimiento a la imprescindible labor que realiza.


Ante los hechos ocurridos la pasada noche al compañero de Administración de la Sociedad de Estiba, Pablo Blasco, tnato personalmente como en mi calidad de representante de la totalidad de los estibadores del puerto de Valencia, como presidente del Comité de Empresa y como representante de los afiliados de Coordinadora, quiero manifestar mi más absoluta repulsa por los mismos.
Hechos como los que nos ocupan no tienen justificación alguna y los considerábamos algo superado y sin cabida en nuestro modo de actuar diario en el puerto de Valencia. Sus responsables no provocan más que prejuicios para el colectivo, dañándonos en la defensa legítima de nuestros intereses.
A Pablo y a su familia, un fuerte abrazo.