Un puerto en la cornisa cantábrica, otro puerto en la fachada mediterránea y el tercer puerto en la costa sur española.

Este escenario es una osada utopía, pero tiene numerosos fundamentos económicos y logísticos. De hecho, la carga aérea en España se concentra en Madrid, Barcelona, los aeropuertos insulares y Vitoria. La situación actual con un puerto cada pocos kilómetros, compitiendo entre sí, sin mirar la dinámica de los países desarrollados, debe conducir a la reflexión. Una posibilidad, imposible, si hacemos caso de los expertos. Teobaldo Guerrero, presidente de ACTE, aseguró recientemente en Madrid cuáles serán las tendencias de los Centros Logísticos: - Cambios de fondo respecto a las Plataformas Logísticas: Tendencia y sensibilidad respecto a la importancia de la logística a escala local y regional, e incorporación de los proyectos de plataformas dentro de las ofertas políticas regionales, con carácter generalizado; - Permanece una diversidad máxima de políticas autonómicas de intervención en este sector, pero con tendencia progresiva a la planificación regional, sin dar aún el paso a la planificación integral, incorporando la planificación concertada multimodal, y con énfasis en los efectos en el desarrollo regional. Se constata el interés político para fomentar la intermodalidad, aún de forma muy genérica; - Asistimos a un impulso del desarrollo de centros logísticos modales (vinculados a puertos y aeropuertos) ya a escala de nodos regionales y no solamente de nacionales, pero áun permanece la descoordinación entre las Plataformas Logísticas y las terminales multimodales de RENFE, con alguna excepción; - Aparición creciente de iniciativas de Plataformas Logísticas regionales, de segunda generación (Complejos integrados con intermodalidad y multimodalidad) con diversas fórmulas de promoción público-privada, incluso con disposiciones normativas para apoyarlas (PLAZA, PLISAN, etc); - Situación actual de expectativa ante la próxima definición de estrategias de entes competentes, como Puertos del Estado, AENA y RENFE, que podrían abrir nuevas expectativas al potenciamiento de la intermodalidad y multimodalidad. Se vienen presentando casos de contactos incipientes con Puertos y RENFE, a escala autonómica, pero sin llegar aún a procesos de planificación sistemática.

Liberalización, olvidada
A esta coyuntura se añade la tremenda inseguridad jurídica en la que se ceba a los puertos españoles con las constantes, periódicas y sufridas reformas legislativas. Unos cambios que después se quedan cojos al no empitonar los problemas históricos de los diferentes colectivos que conforman el mundo portuario. La liberalización de las autoridades portuarias españolas parece ser otra utopía. Nos empantanamos en formulismos, en concepto ambiguos como la autoridad pública, pero gestión privada, y hay seguiremos unas cuantas décadas más. Quizás por estas razones, y otras a las que no se puede hacer alusión, el transporte marítimo en España permanece quieto como una estatua. Un país con 9.000 kilómetros de costa debería ser ejemplo de transporte marítimo para todo el mundo. Y hoy no lo es. Un país ubicado geográficamente en la intersección de varios continentes debería absorber numerosos tráficos de mercancías internacionales. Ahora no se hace. Un país donde el transporte marítimo de corta distancia debería ser el modelo a seguir por el resto de vecinos europeos. Pues, parece que nunca lo será. ¡Qué triste, verdad¡.