Hace unas semanas recibimos en la redacción de Valencia Marítima una llamada. Una llamada amable, aunque también desesperada, pero sobre todo una llamada solidaria. Nos llamó un excompañero de trabajo de la madre de Alicia (una niña de tres años que algunos ya conocerán porque desgraciadamente aparece en nuestras páginas desde hace unos días).

Alicia está enferma. Como muchos otros niños y como muchos otros está afectada por la enfermedad que ostenta el primer puesto de un dudoso ranking y que cada vez toma una forma diferente, aunque siempre e irremediablemente es agresiva. Es la enfermedad que más muertes provoca en el mundo y de la que mucho se sabe sin encontrar todavía la respuesta a tantas horas de investigación.

Alicia tiene cáncer de médula y está a la espera de un transplante o de un milagro y a expensas del avance de la medicina y de la colaboración de todos, de cualquiera de nosotros.

Quien llamó hace unas semanas lo ha vuelto a hacer hoy. Y no era emisario de buenas noticias. Alicia ha empeorado y los médicos no ofrecen garantías de que pueda resistir el tiempo suficiente para poder encontrar un donante compatible y realizar el transplante.

Aunque siguen peleando contra el tiempo y en buscar de soluciones arriesgadas y desesperadas, ahora todos esperan y rezan, pero aún han sido capaces de arañar fuerzas para hacer de esta una batalla más grande y, con la colaboración de fundaciones, asociaciones y amigos, han decidido dedicar todo el esfuerzo a informar, prevenir y ayudar al tratamiento y erradicación de esta enfermedad. Los niños, como Alicia, serán ahora la inspiración de esta lucha y para ellos nos atrevemos a pedir un apoyo más, el más importancia: el del futuro.

El sector portuario de Valencia es fuerte y lo ha demostrado sobradamente, posicionando a este puerto como un de los líderes indiscutibles del Mediterráneo. Pero cuando de verdad ha hecho gala de su liderazgo ha sido estos días, olvidando los contenedores y los barcos y sustituyéndolos por humanidad y solidaridad. Me aseguran que la respuesta de ustedes, profesionales del sector que cada día pelean la carga, ha sido unánime y han apostado fuerte por la vida. Dicen que son muchos los que han acudido al Centro de Transfusiones de Levante y muchos los que han entrado a la página de Alicia para conocerla y ayudarla, que la Comunidad Valenciana ha despuntado una vez más y en esta ocasión no por su creciente economía, sino por una causa que vale mucho más, una causa que es lo que más vale.

Desde aquí sólo queremos darles las gracias. En nombre de Alicia, de su madre y sus amigos.

En nuestro nombre.

No olvidemos que tenemos un proyecto común.