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Sábado, 27 de abril de 2024


María García: “El puerto es una forma de vivir”
VM, 20/01/2020

María García, tercera generación de estibadores en los muelles valencianos
Tercera generación de estibadores del puerto de Valencia. María García Bohigas, licenciada en ingeniería técnica agrícola, de 39 años de edad, llegó a la estiba casi por casualidad, en 2004. De hecho, estaba a punto de incorporarse como responsable de laboratorio de una multinacional. Pero en el último minuto decidió presentarse a la bolsa de trabajo de la estiba valenciana y pasó la convocatoria.

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María García


A día de hoy, no cambia su trabajo por nada del mundo. “Estoy enganchada al puerto, a su olor, a su paisaje”, relata. “Es una sensación difícil de describir pero, para mí, el puerto es mi mundo, es más que un trabajo; es una forma de vivir”.

Su bisabuelo fue armador, y tanto su abuelo como su padre, estibadores. “Sí, mi padre nos traía al puerto a mi hermana y a mí cuando éramos pequeñas, pero nunca nos influyó en nuestro futuro profesional. Mi hermana, que también es estibadora en Valencia, terminó la carrera de Magisterio. Igual que yo, dejó las aulas por los muelles. “Llevamos el gen de la estiba en las venas”.

María García representa la cara nueva de la estiba. “Somos una generación muy preparada que apenas guarda parecido con sus antepasados. Resulta habitual ver a cualquiera de nosotros hablar en inglés, alemán o francés con la tripulación de los buques; hay compañeros másteres en dirección de empresas y, sobre todo, somos un colectivo con una alta formación en nuevas tecnologías”.

Para la estibadora, el día a día en el puerto es intenso. “Curramos como fieras, en noches de tormenta, de viento, en las que mover un contenedor es una odisea. Pero no bajamos el ritmo nunca. Aquí se trabaja las 24 horas del día. Por eso el puerto de Valencia es uno de los más eficientes”. pic

La estibadora relata otros instantes que disfruta. “Cuando estoy en el transtainer -las grúas con ruedas que se emplea en la estiba, con un peso que supera las 130 toneladas)- empieza a amanecer y veo cómo se despliega el puerto ante mis ojos, el brillo del agua, sé que no cambiaría este momento por nada del mundo”.

Sin duda, lo que más atrae a María García del trabajo de la estiba es la diversidad de funciones. “Hoy puedo descargar contenedores y mañana automóviles”. Por el contrario, lo que menos le atrae es la dependencia diaria para conocer el turno de trabajo. “Aunque te acostumbras y lo integras en tu vida”.

A lo largo de la entrevista, García se refiere a sus compañeros como parte de su familia. “Hay mucho apoyo entre nosotros. A día de hoy, según que maniobras se realicen, mi vida depende de ellos. Si tengo un fallo, puede ser mortal”, explica.

“La maniobra que considero es más peligrosa se produce cuando nos encontramos a pie de
riba y esperamos que suba o baje el contenedor. Puede haber un fallo, pero no puedes moverte de ahí. Aunque vamos muy protegidos, en nuestro trabajo hay peligro”.

La estibadora pone el acento en el rigor con el que el colectivo desempeña su profesión. “Nos
va la vida en ello”, asegura. “Quiero añadir que somos un colectivo muy solidario. Apenas se conoce, pero cuando hace falta echar una mano a una causa social o a una necesidad puntual, ahí estamos los estibadores, siempre”, María García coincidió trabajando con su padredurante cuatro años. Y aunque Isidro García, un profesional muy reconocido en el colectivo, vivió el el principal cambio de la estiba, es decir, la informatización, “viene ahora y flipa con la maquinaria con la que contamos. Las máquinas han evolucionado tanto que casi dan miedo. Y los cambios no van a parar en los próximos años. Por eso la formación permanente es vital para adaptarnos a los cambios”.

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La estibadora, durante una jornada de trabajo



Un total de 400 mujeres trabajan en la estiba valenciana, de un colectivo de 1.400 profesionales. “Me sabe mal decirlo, porque todavía queda camino por recorrer, pero aquí no se nos ha discriminado nunca. También es cierto que tenemos conciliación familiar, tanto los hombres mujeres”.

PERFIL
María García es madre de un chaval de 11 años que juega al fútbol en Alboraya y con quien comparte la pasión por las Fallas. Los dos pertenecen a la Comisión José Benlliure-Vicente Guillot-Tío Bola. María fue fallera mayor y su hijo, presidente infantil. “En fallas, si puedo, no perdono la semana de vacaciones. Y eso que aquí casi todos los compañeros queremos librar o bien en fallas o en Semana Santa. Ten en cuenta que venimos de barrios marítimos como Cabanyal, o Nazaret y, claro, son fechas muy importantes porque forman parte de nuestra infancia, de nuestros recuerdos”.

Viajera impenitente, recuerda sus escapadas a Nueva York, Alemania, Italia o Mexico. Pero es Madrid la ciudad en la que necesita perderse de vez en cuando. “ Ir al Museo del Prado es un placer, un lujo. No viviría allí porque el mar es mi alimento vital, pero cuando necesito desconectar, Madrid es mi destino”.

Sobre la posibilidad de que su hijo se convierta en la cuarta generación de estibadores , lo tiene claro: “ Si quiere ser estibador, le diré que adelante, con todo mi apoyo. Es cierto que a mi padre le costó aceptarlo al principio. Pero ahora está muy satisfecho de que sus dos hijas sean estibadoras del puerto”.