La naviera Hapag-Lloyd introducirá a partir del 1 de enero, de forma paulatina, un nuevo sistema de recargos por combustible con el nombre de Marine Fuel Recovery (MFR) con el que buscan compensar los costes derivados del uso de carburantes con un menor nivel de azufre, de acuerdo con la normativa de la Organización Marítima Internacional (OMI) que entrará en vigor en 2020.

Uno de los buques de la naviera alemana

Esa regulación, que reducirá el porcentaje permitido de azufre del carburante marítimo del 3,5% al 0,5%, mejorará “la huella ecológica del sector” y es la “solución medioambientalmente más responsable a corto plazo”, según la compañía alemana.

Al mismo tiempo, el uso de ese tipo de carburante implicará un aumento de costes, que los expertos calculan inicialmente en 60.000 millones de dólares al año para toda la industria marítima.

Teniendo en cuenta que se prevé que esa subida sea de 250 dólares por tonelada en 2020, Hapag-Lloyd considera que sus costes adicionales sean de 1.000 millones de dólares durante los primeros años. Por eso, el MFR se implementará gradualmente a partir del 1 de enero de 2019 y sustituirá todos los recargos por combustibles que existen actualmente.

El director ejecutivo de la naviera, Rolf Habben Jansen, elogió la contribución medioambiental que se derivará de una regulación más estricta pero admitió que esos beneficios “no saldrán gratis y crearán costes adicionales”.

“Con nuestro MFR, hemos desarrollado un sistema para nuestros clientes que creemos que es justo y que permite un cálculo de costes de carburante causal, transparente y fácil de comprender”, apuntó.

El MFR se basa en una fórmula que combina el consumo del buque con los precios de mercado del carburante, los días de navegación y de escala, la ruta concreta y el contenedor transportado.
Hapag-Lloyd tiene oficinas en España.